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Respuesta:
Tal vez él creía que el ser humano , todo ser humano, esta condenado a ser lo que es, y no hay vara que lo enderece, ni mala compañía que lo tuerza..."
Abad, F, Héctor. El olvido que seremos: Capítulo 25. Editorial Planeta Colombiana S.A. Bogotá, 2006, 6 pág.
Héctor Abad Faciolince es un escritor, traductor y periodista colombiano. Graduado como cum laude de Lengua y literaturas modernas, ha escrito novelas galardonadas como Basura (2000), Angosta (2003) y El olvido que seremos (2006). Su vida y obra han sido fuertemente influenciada por el pensamiento liberal de su padre, el doctor Héctor Abad Gómez.
En el capítulo 25, Héctor Abad plantea el daño que pueden provocar la rigidez de los moralismos sociales y religiosos, y la importancia de aceptar nuestra naturaleza. En este capítulo el autor narra cómo en una tarde calurosa estaba dedicado “al ejercicio manual que para todo adolescente es un delicioso apremio impostergable”, es decir, se estaba masturbando cuando su padre accidentalmente, lo interrumpe. De este suceso el padre de Abad no menciona nada por varias semanas, hasta que decide citar a su hijo a la biblioteca. Allí y con la ayuda de una anécdota le explica a Abad que su comportamiento no tiene nada perjudicial, que desde ninguna perspectiva masturbarse es un acto peligroso o pecaminoso. Héctor Abad a partir de este suceso explica que contrario a los padres de la época el suyo nunca fue un castigador o un censurador, sino que por el contrario estaba dispuesto a aceptar, sin importar cual fuera, la naturaleza de sus hijos.
Este pensamiento tan liberal y tolerante se sustentaba en el pensamiento del doctor Abad, para quien no había nada más devastador para la personalidad que la simulación, esa hipocresía propia que se adopta para encajar en los limitados moralismos sociales y dogmas religiosos, que lo único que lograban era conducir al hombre a la infelicidad y el mal gusto.
Existes dos aspectos que vale la pena recalcar de este capítulo. El primero es en cuanto a forma, la cual permite gracias a su sencillez de lenguaje y al uso de la voz en primera persona, que el lector se entretenga y se identifique con las experiencias del autor. El segundo es respecto a su contenido, el cual a pesar de estar expresado de modo simple, es capaz de generar en el lector reflexiones profundas sobre lo que es y sobre quien finge ser para ajustarse a la llamada "sociedad". Finalmente el capítulo 25, se convierte en un escrito que no solo es grato de leer y divertido, sino que ademas, de manera implícita, nos permite percatarnos de cuan infelices estamos siendo al negar y ocultar lo que somos con tal de acomodarnos a dogmas que nunca cambian, dogmas y moralismos que en realidad solo nos destruyen.
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