LA HISTORIA DEL MARTILLO
Un hombre quiere colgar un cuadro. El clavo ya lo tiene, pero le falta un martillo.
El vecino tiene uno. Así pues, nuestro hombre decide pedir al vecino que le preste
el martillo. Pero le asalta una duda: ¿Qué? ¿Y si no quiere prestármelo? Ahora
recuerdo que ayer me saludó algo distraído. Quizás tenía prisa. Pero quizás la
prisa no era más que un pretexto, y el hombre abriga algo contra mí. ¿Qué puede
ser? Yo no le he hecho nada; algo se habrá metido en la cabeza. Si alguien me
pidiese prestada alguna herramienta, yo se la dejaría enseguida. ¿Por qué no ha de hacerlo él
también? ¿Cómo puede uno negarse a hacer un favor tan sencillo a otro? Tipos como éste le
amargan a uno la vida. Y luego todavía se imagina que dependo de él. Sólo porque tiene un martillo.
Esto ya es el colmo. Así nuestro hombre sale precipitado a casa del vecino, toca el timbre, se abre
la puerta y, antes de que el vecino tenga tiempo de decir «buenos días», nuestro hombre le grita
furioso: « ¡Quédese usted con su martillo!»
RESPONDE
- ¿Por qué crees que le pasa eso al protagonista?
- ¿Te ha pasado alguna vez algo parecido?
- ¿Qué consecuencias crees que tiene el final?
-¿cómo reaccionaria el vecino?
Respuestas
Respuesta dada por:
3
- es una persona demasiado ansiosa.
- muchas veces, me hago un mundo en mi cabeza que nada que ver con la realidad.
-un pequeño distanciamiento entre los vecinos.
- desconcierto ante sus gritos
karolmichellruizsoto:
gracias te lo agradezco lo necesito mucho :)
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