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El proceso de independencia de la América continental española se inserta en el marco de las revoluciones atlánticas pero con unos factores estructurales y coyunturales que configuran su propia historia. Concretamente, en esta lección de unPROFESOR, nos vamos a centrar en las causas y consecuencias de la independencia de los países latinoamericanos.
Debido a la diferente constitución y situación de cada territorio, el proceso no va a ser uniforme en toda la América española, ni en el tiempo ni en sus características internas. En general, se pueden distinguir dos procesos: uno más lento y moderado que afectará a los viejos virreinatos (Nueva España y el Perú); y otro más radical de ruptura con la metrópoli que triunfará en la fachada atlántica de América del Sur.
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Índice
Antecedentes de la independencia de los países latinoamericanos
Causas del movimiento independentista lationamericano
Consecuencias de la independencia de Latinoamérica
Antecedentes de la independencia de los países latinoamericanos
Tanto la causa que lo inicia como los impulsos decisivos del proceso dependieron más de los sucesos y decisiones que se tomaron en la metrópoli que de un supuesto espíritu o proyecto independentista en la propia América. En realidad, todo el proceso estuvo ligado a los avatares de la política europea en la época de las guerras napoleónicas y a sus repercusiones en la península. La causa absoluta del surgimiento del movimiento independentista latinoamericano es, por lo tanto, la crisis de la monarquía española.
La política de Manuel Godoy, ministro de Carlos IV, muestra una incapacidad para hacer frente a las exigencias de reforma administrativa, renovación social y política y expansión económica de sus colonias.
A grandes rasgos, podríamos clasificar las causas principales en 3 factores:
Los casi doce años de guerra de España contra Inglaterra que trajo consigo la dislocación del sistema comercial y en consecuencia la crisis económica de muchos latinoamericanos que ostentaban una a una posición dominante dentro de la administración pública.
Un segundo factor fue el del temor a las transferencias territoriales que las potencias europeas pudieran acordar entre ellas para la realización de la paz. Una evidencia de esto es la invasión británica del Río de la Planta en 1806 y 1807 que pusieron en evidencia la incapacidad de la monarquía para depender sus posesiones en América.
El tercer elemento sería los abusos de poder de las élites sobre los criollos enmarcado en el absolutismo ilustrado que conlleva a las reformas en las estructuras administrativas y económicas que frenaban el crecimiento económico. En consecuencia, los criollos desarrollaron una conciencia nacionalista con el objetivo de crear un gobierno independentista y poder participar en la toma de decisiones.
A los ojos de las élites, el culpable de todo esto no era otro de Godoy, a quien se odiaba no solo por su despotismo sino sobre todo por haber entregado el destino de la monarquía a la Francia revolucionaría.
De esta forma, cuando adviene la crisis dinástica en 1808, la imagen de la monarquía y sus representantes en América había sufrido un grave deterioro. Finalmente, Fernando VII como nuevo sucesor absolutista alejó cualquier atisbo de conciliación. Por último, el período constitucional abierto en 1820 terminó por convencer a las élites americanas de que la única solución pasaba por la independencia.
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