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Respuesta:
La poligamia es un tipo de matrimonio en el cual se permite a una persona estar casada con varios individuos al mismo tiempo.1 Proviene del griego πολύς (polís) y γάμος (gámos) "muchos matrimonios". Comprende tanto la poliginia como la poliandria. A pesar de que el derecho occidental no reconoce la poligamia sino como un conjunto de matrimonios monógamos que poseen un cónyuge en común, la existencia de los matrimonios polígamos es aceptada de modo común en otras ciencias sociales, especialmente aquellas que como la antropología del parentesco han documentado casos muy extremos de la práctica poligámica. Desde la mirada antropológica, no todas las familias poligámicas incorporan matrimonios polígamos, por lo que, en estricto sentido, el número de sociedades auténticamente poligámicas es bastante reducido.2 Entre algunos ejemplos de sociedades poligámicas se encuentran las naciones islámicas, donde el derecho establece que el matrimonio polígamo solo puede existir a condición de la aceptación de las co-esposas de un varón.
No se considera que hay poligamia, cuando en la relación no hay un vínculo establecido, sino relaciones sexuales casuales, orgías, pernoctas, amoríos, prostitución, intercambio de pareja, etc.
Explicación:¿Deberían los estados occidentales, liberales y democráticos, regular o legalizar el matrimonio polígamo del mismo modo que están regularizando y legalizando el matrimonio homosexual? La pregunta ha surgido en Estados Unidos de forma casi inmediata a la aprobación por parte del Tribunal Supremo de éste último, y el debate ha traspasado la barrera de lo minoritario para insertarse en la agenda pública del país. Y la respuesta a la pregunta no está nada clara.
Porque posiblemente no la haya. Al contrario que en lo relativo a los derechos LGBT, aceptados comúnmente por la mayor parte de la población y con un indudable bagaje moral, la poligamia es una rareza social que plantea preguntas éticas de distinta índole. La respuesta a todas ellas es siempre incierta y poco clara, y hay buenos argumentos tanto para creer que sí, que la poligamia debería estar protegida y amparada por el estado, como para opinar lo contrario. Veamos por qué.
La poligamia: un problema de desigualdad
Pese a que la cuestión de los matrimonios polígamos llevaba cierto tiempo siendo debatida en algunos sectores mediáticos norteamericanos, no fue hasta que la Corte Suprema aprobó a finales de junio el matrimonio homosexual en todo el país cuando surgió como un debate insoslayable. El culpable, posiblemente, sea uno de los jueces que se opuso a la normalización de los derechos LGBT en EEUU, John Roberts, quien estableció un paralelismo entre éstos y los de los polígamos.
Para Roberts, es simple: al admitir en el marco legal nacional la existencia de una forma de matrimonio ajena a la tradición del país (y de las sociedades occidentales), se abre la puerta de forma necesaria a toda forma de matrimonio. Entre ellas, naturalmente, la poligamia. ¿Bajo qué argumentos es posible oponerse, desde un punto de vista legal y moral, a un derecho extendido a las parejas homosexuales que no deben tener los matrimonios polígamos, hoy ilegales?
Macedo centra su discurso en la desigualdad: la poligamia es o ha sido históricamente común entre las clases sociales altas
Bajo muchos y muy diferentes. En The Economist, Stephen Macedo, profesor de Políticas en la Universidad de Princeton y experto en la materia, rastrea las consecuencias sociales y antropológicas derivadas de la poligamia, y sus consecuencias inherentemente negativas para las sociedades modernas. Lo hace a través de extensa bibliografía, incluyendo este cuidado y profundo trabajo judicial cuyas conclusiones son idéndicas: la poligamia causa un daño sustancial a la sociedad.
¿En base a qué? Macedo centra su discurso en la desigualdad: la poligamia es o ha sido históricamente común entre las clases sociales altas. Dado que la abrumadora mayoría de matrimonios polígamos incluyen a un hombre y a varias mujeres (y no a una mujer y a varios hombres, algo muy excepcional y raro), los primeros deben tener cuantiosas sumas de dinero para sostener a su extensa familia. Pero las relaciones en una sociedad son un juego de suma cero.