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La Realidad Social es distinta de la cognitiva biológica o individual, y consiste en las tendencias socialmente aceptadas en una comunidad. Algunos estudiosos creen que la realidad social puede ser establecida separadamente de la de cualquier individuo de la ecología circundante (a diferencia de las opiniones de la psicología perceptiva, incluyendo las de J. J. Gibson, y las teorías económicas más ecológicas).
El principio mejor conocido de la realidad social es "la gran mentira", que dice que una mentira exagerada convence más fácilmente a la gente que una mentira realista. Existen muchos ejemplos de esto en la política y la teología, por ejemplo, el reclamo de que el emperador romano era de hecho un "dios", demuestra que este principio fue conocido por los propagandistas de la antigüedad, y sigue siendo aplicado hasta nuestros días.
El constructo "realidad social" es una herramienta analítica que nos sirve para referir a todo aquello que "es" en términos sociales; obviamente las subjetividades aisladas no existen y, en cambio, sí, las intersubjetividades que se realizan por la comunicación y con referencia a signos y a símbolos. La realidad social comprende al conjunto de formas de organización social y estructuras sociales, cuya percepción sólo es posible por intermediación de múltiples abstracciones. Esto no invalida su existencia real porque, como en todas las ciencias, es la única forma de comprender, de conocer, de reflexionar. Las relaciones económicas, las fuerzas productivas, la fuerza de trabajo, la conciencia sociopolítica, los medios para producir, los procesos, de circulación, distribución, producción y consumo, etc., etc., constituyen la realidad social.
A partir de la filosofía de Kant, se sabe que la realidad no es objetiva, comprobable por cualquier observador independientemente de su posición, pero también que tampoco es completamente subjetiva, dependiente únicamente del punto de vista del observador. La realidad es más bien intersubjetiva, pues se construye desde la relación entre distintas subjetividades a partir de símbolos cuyo significado transciende la mera realidad material al tener un significado social. Cabe distinguir por tanto entre realidad social, construida artificialmente, y la realidad natural, que es lo que en verdad hay en el mundo, a la que no podemos conocer porque estamos limitados por nuestra forma de percibir. La realidad natural es por tanto muy distinta a la percepción que las personas y demás seres vivos tenemos de ella, pues los sentidos no son más que percepciones subjetivas y como tales delimitadas por nuestra capacidades sensitivas y ordenadas en el tiempo. Tal y como señalaron Berger y Luckman, en la vida cotidiana los constituyentes esenciales de la aprehensión de esta realidad son el simbolismo y el lenguaje simbólico. A través de la construcción de la realidad que es posible mediante sistemas simbólicos (como el mito, la lengua, el arte, la ciencia, la religión...) se establece un sentido inmediato del mundo que establecerá a su vez la legitimidad o no de ciertas posturas epistemológicas o de cierta definición de la realidad. De esta forma, nuestro conocimiento de la naturelza social está mediado por instrumentos de aprehensión de la realidad que se nos presentan de forma incuestionable, hasta que los sistemas simbólicos por los que nos regimos empiezan a mostrar contradicciones entre sí y tenemos que, o bien elegir como válido uno de ellos, o aceptar la posibilidad de una doble definición de la realidad, es decir, una doble verdad. Es sobre estas contradicciones en la definición de la realidad de lo que trata este texto, pero antes debemos analizar lo que se ha teorizado sobre los sistemas simbólicos que estructuran la definción de la realidad.
El principio mejor conocido de la realidad social es "la gran mentira", que dice que una mentira exagerada convence más fácilmente a la gente que una mentira realista. Existen muchos ejemplos de esto en la política y la teología, por ejemplo, el reclamo de que el emperador romano era de hecho un "dios", demuestra que este principio fue conocido por los propagandistas de la antigüedad, y sigue siendo aplicado hasta nuestros días.
El constructo "realidad social" es una herramienta analítica que nos sirve para referir a todo aquello que "es" en términos sociales; obviamente las subjetividades aisladas no existen y, en cambio, sí, las intersubjetividades que se realizan por la comunicación y con referencia a signos y a símbolos. La realidad social comprende al conjunto de formas de organización social y estructuras sociales, cuya percepción sólo es posible por intermediación de múltiples abstracciones. Esto no invalida su existencia real porque, como en todas las ciencias, es la única forma de comprender, de conocer, de reflexionar. Las relaciones económicas, las fuerzas productivas, la fuerza de trabajo, la conciencia sociopolítica, los medios para producir, los procesos, de circulación, distribución, producción y consumo, etc., etc., constituyen la realidad social.
A partir de la filosofía de Kant, se sabe que la realidad no es objetiva, comprobable por cualquier observador independientemente de su posición, pero también que tampoco es completamente subjetiva, dependiente únicamente del punto de vista del observador. La realidad es más bien intersubjetiva, pues se construye desde la relación entre distintas subjetividades a partir de símbolos cuyo significado transciende la mera realidad material al tener un significado social. Cabe distinguir por tanto entre realidad social, construida artificialmente, y la realidad natural, que es lo que en verdad hay en el mundo, a la que no podemos conocer porque estamos limitados por nuestra forma de percibir. La realidad natural es por tanto muy distinta a la percepción que las personas y demás seres vivos tenemos de ella, pues los sentidos no son más que percepciones subjetivas y como tales delimitadas por nuestra capacidades sensitivas y ordenadas en el tiempo. Tal y como señalaron Berger y Luckman, en la vida cotidiana los constituyentes esenciales de la aprehensión de esta realidad son el simbolismo y el lenguaje simbólico. A través de la construcción de la realidad que es posible mediante sistemas simbólicos (como el mito, la lengua, el arte, la ciencia, la religión...) se establece un sentido inmediato del mundo que establecerá a su vez la legitimidad o no de ciertas posturas epistemológicas o de cierta definición de la realidad. De esta forma, nuestro conocimiento de la naturelza social está mediado por instrumentos de aprehensión de la realidad que se nos presentan de forma incuestionable, hasta que los sistemas simbólicos por los que nos regimos empiezan a mostrar contradicciones entre sí y tenemos que, o bien elegir como válido uno de ellos, o aceptar la posibilidad de una doble definición de la realidad, es decir, una doble verdad. Es sobre estas contradicciones en la definición de la realidad de lo que trata este texto, pero antes debemos analizar lo que se ha teorizado sobre los sistemas simbólicos que estructuran la definción de la realidad.
minilili:
no me queda muy claro pero muchas gracias ya tengo un avance :)
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