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Respuesta:
Pros
Rigor. El esfuerzo de pensar en todas las posibles ventajas y desventajas de una opción, y después plasmarlas por escrito, minimiza las probabilidades de ignorar factores decisivos. Ponderar además la importancia —su impacto— de cada uno de los pros y contras supone un ejercicio adicional que fomenta una evaluación más profunda y, presumiblemente, una toma de decisiones de mayor calidad.
Distancia emocional. Las decisiones importantes tienen más probabilidades de evocar y provocar emociones fuertes. Seguir los pasos necesarios para crear una lista de pros y contras puede generar lo que los investigadores Ozlem Ayduk y Ethan Kross denominan «perspectiva autodistanciada»: la decisión se considera como un problema «externo» al que enfrentarse, lo que reduce la influencia de las emociones que puedan rodear la decisión.
Aplazar una decisión hasta después de analizar sus pros y contras también facilita un lapso de tiempo durante el que las emociones intensas pueden disiparse. Esto reduce el riesgo del llamado «secuestro de la amígdala», un fenómeno cognitivo popularizado por el trabajo sobre inteligencia emocional del psicólogo estadounidense Daniel Goleman y según el cual las amenazas emocionales que perciben las personas pueden provocar reacciones extremas, a menudo con resultados negativos.
Familiaridad y sencillez. Tal vez lo más interesante de hacer listas con pros y contras es que en general todo el mundo lo entiende: no necesita experiencia computacional o analítica alguna y es realmente fácil de utilizar.
Contras
Vulnerabilidad frente a sesgos cognitivos. Los sesgos cognitivos son patrones comunes de pensamiento que se ha demostrado provocan una distorsión que lleva a errores de juicio y una mala toma de decisiones. Desafortunadamente, la misma sencillez que hace que la lista de pros y contras resulte tan atractiva genera muchas oportunidades para un aluvión de sesgos cognitivos. Algunos de los sesgos que pueden aparecer son:
Encuadre o framing: las listas de pros y contras generalmente intentan evaluar dos alternativas. Plantear un escenario que solo contempla el visto bueno o el rechazo es un gran candidato a convertirse en un «encuadre estrecho», lo que provoca una interpretación demasiado simple al limitar en exceso el conjunto de resultados posibles.
Exceso de confianza: un sesgo cognitivo bien estudiado es la tendencia de las personas a sobrevalorar la fiabilidad de sus juicios. Al crear una lista de pros y contras, es probable que mucha gente dé por hecho un nivel de precisión en su evaluación de las ventajas y desventajas que simplemente no existe.
Ilusión de control: al enfrentarse a la tarea de imaginar los posibles resultados, un sesgo común consiste en creer que uno podrá controlar resultados que en realidad son incontrolables.
Depender del pensamiento analítico. Utilizar una herramienta analítica como una lista de pros y contras remarca el lado objetivo, «sólo los hechos», de la toma de decisiones. La intuición, o lo que Daniel Goleman llama «el saber directo», ha captado la atención de muchos investigadores neurológicos. En un estudio se comprobó que la «ausencia de una atenta deliberación», o en otras palabras «confiar en los instintos propios», daba paso a decisiones con mejores resultados que las que derivaron del uso de herramientas analíticas.
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