Respuestas
Respuesta:
- Corrupción
Los sistemas de gobernanza, además de ser en muchos casos ineficaces, tienen altísimos índices de corrupción y opacidad. No saber en qué se invierte el gasto público ni los mecanismos de contratación y gestión contribuye a que el dinero público acabe en manos de unos pocos grupos. Y esto, a su vez, es una causa directa de la pobreza y la desigualdad social: lo que en principio estaba destinado a mejorar la calidad de vida de las personas, ha acabado en manos de terceros. Cuanta más corrupción, más desigualdad social.
- Sistemas fiscales inequitativos
La desigualdad social se aprecia a través de las contribuciones de los grupos que conforman una comunidad. Lo lógico sería pensar que los que tienen capitales más grandes sean los que más aportes realicen a los sistemas tributarios o de tipo fiscal. Pues no siempre es así, lo cual permite que las clases más favorecidas aumenten sus beneficios y los grupos sociales marginados lo tengan más difícil para ascender en la escala social.
- Privatización de servicios públicos
En muchos países del mundo, la privatización de servicios públicos ha pasado de ser una opción de gestión a convertirse en un obstáculo para el cumplimiento de derechos fundamentales de la población. Hablamos del agua, la energía, la salud o la educación, entre otros. En los casos más extremos, la privatización es un sinónimo de exclusión y marginación de ciertos colectivos.
- Distribución injusta de la inversión y el gasto público
Casi todos los casos de desigualdad social que apreciamos se originan en una injusta inversión del gasto público, es decir, de los fondos comunes en cualquier sociedad. En muchos lugares del mundo, los grupos sociales que más tienen se erigen en el derecho de acaparar el grueso de los recursos que, en realidad, pertenecen a toda la ciudadanía; de esta manera la brecha social se ensancha.
- Acceso desigual al conocimiento
El conocimiento, la información y las nuevas tecnologías son elementos vitales para el desarrollo de cualquier sociedad. Pero si estos están en manos de unos pocos grupos, que además los usan a su antojo y según sus beneficios, la labor inicial que deberían tener acaba tergiversada. Esto también supone la difusión de imágenes e ideas que no se corresponden con la realidad, lo cual genera sociedades desinformadas y que muchas veces toman decisiones en contra de sus propios intereses. En estos casos es cuando queda clara la importancia del control y la restricción del conocimiento.
- Marginación de espacios públicos de incidencia
Otra forma de desigualdad social, aunque quizá más sutil que las anteriores, se aprecia cuando las instituciones, entidades y organismos públicos se revelan bajo el dominio de unos pocos grupos. Cuando esto pasa, la intención de dichos grupos es excluir al resto de las personas para que no puedan acceder al Estado como tal y, por tanto, no participen activamente de las decisiones que a todos les incumben. Las sociedades que no confían en sus organismos públicos son casi siempre las más desiguales; la falta de interés y la desafección por los asuntos públicos constituyen otra fuente directa de desigualdad social.
- Guerras y conflictos armados
Por lo general, la guerra no solo es una manifestación de la falta de convivencia, tolerancia y respeto por los distintos grupos sociales que interactúan dentro de un mismo espacio. También se usa como un método para reforzar el poderío de ciertos grupos sociales sobre otros, bien sea por razones religiosas, culturales, ideológicas, étnicas, raciales o de origen. Quienes ganan las guerras, además, son casi siempre los que se apoderan del derecho de acceder a los recursos y las fuentes de ingresos que en principio tienen una naturaleza común.
Respuesta:
Tipos de desigualdad social
Explicación:
La clasificación más obvia de la desigualdad social tiene que ver con los motivos de la discriminación. Así, podemos hablar de desigualdad social según:
- Posición económica. Probablemente la más común de las formas de desigualdad social, tiene su anclaje en la capacidad económica del individuo o de la clase a la que pertenece, separando así el mundo de los ricos, la clase media y los pobres, en detrimento obviamente de los que ocupan los peldaños inferiores. Quienes están más abajo en la escala tienen menos acceso a bienes y servicios, a una representación política, a la visibilidad simbólica y cultural, así como al estudio e incluso a una alimentación adecuada. Dependiendo de lo alejados que estén estos estratos sociales, se podrá hablar de sociedades de castas, en las que escalar a los peldaños superiores es prácticamente imposible.
- Religión. Las luchas religiosas son tan antiguas como el hombre, y en muchas sociedades modernas aún constituyen un factor de desigualdad entre grupos humanos, reservando el poder y las oportunidades a quienes profesen una determinada fe, y condenando a los de otras, a menudo referidos como “infieles” o “herejes”.
- Género. Se trata de la discriminación por sexo biológico (como en el caso de las mujeres) o por orientación sexual (como en el caso de la colectividad LGBT), que reserva las posiciones mandantes y más favorecidas para los hombres heterosexuales (sobre todo si son blancos) y margina a quienes no se inscriban en cierto ordenamiento tradicional de los roles sexuales o eróticos.
- Etnia. La discriminación racial otorga la posición superior a determinadas razas o etnias, subyugando a su voluntad a otras por considerarlas “inferiores” o “diferentes”, y negándoles así el acceso a bienes o incluso a derechos fundamentales, como el de la vida. Algunas de las grandes masacres y genocidios de la historia tienen su fundamento en este tipo de discriminación.
- Ideología. En este caso se trata de discriminación política, o sea, la desigualdad de oportunidades y bienes entre quienes se adhieran a una doctrina política y quienes no, o quienes se les opongan. Es lo que ocurre en gobiernos totalitarios o en dictaduras, por ejemplo.
Causas de la desigualdad social
La desigualdad social no tiene una única causa, sino que es una consecuencia del modo en que ha transcurrido nuestra historia como especie. El pensador francés Jean-Jacques Rousseau reflexionó sobre el origen de la desigualdad entre los hombres y aseguraba que el origen de ésa se hallaba en el estado social, es decir, que el hombre no nace en la desigualdad, sino que la adquiere al empezar a compararse con sus semejantes y ver el modo en que éstos viven.
El estudio de las sociedades primitivas ha demostrado que se trataba de sociedades mucho más igualitarias en el reparto del trabajo y de los beneficios, pero en algún lugar del período neolítico se inició un proceso de jerarquización y de construcción del Estado que implicó la repartición del trabajo y la división social, algo que alcanzaría su pico con la invención de la esclavitud y de la explotación del hombre por el hombre.