• Asignatura: Historia
  • Autor: melanyramosidrogo
  • hace 4 años

leyenda del los indígenas de boyacá ​

Respuestas

Respuesta dada por: allisonaguilarjal
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Explicación:

El Pozo de Furatena, Reina del País de los Muzos

El dios Are creó a Fura y Tena, padres de la humanidad. Are se detuvo a las orillas del sagrado río Carare y de un puñado de tierra formó los ídolos: Fura, mujer y Tena, hombre, que luego arrojó a la corriente, en donde, purificado por la espuma, tomaron aliento y vida; fueron los primeros seres del linaje humano. Are les señaló los límites de sus dominios, los secretos de la agricultura, la alfarería y estrategias militares, y también les dio normas de salud y de vida, y les inculcó la libertad sin limite alguno.

Zarbi, hombre de ojos azules y barba rubia, apareció por el occidente, en busca de una flor privilegiada y milagrosa, cuyo perfume aliviaba todos los dolores y sus esencias curaban todas las enfermedades; recorría las montañas, cruzaba los ríos, trepaba los árboles y esperaba la aurora en los más altos picachos, para escrutar en vano por todas partes la planta que ostentaba tan codiciada flor. Después de vagar muchos días, convencido de la inutilidad de su empeño, acudió a Fura en la esperanza de obtener su apoyo para descubrir la flor. Fura, bella y seductora, lo acompañó a la montaña. Pronto el sentimiento de Fura se transformo en amor y en infidelidad. Informado Tena, el esposo burlado, se suicidó y junto con Fura se convirtieron en dos peñascos, separados por el río Zarbi o minero. Las lágrimas de Fura, la esposa infiel, se transformaron en esmeraldas, que se esconden en las cordilleras, y en hermosas mariposas. Itoco, el hijo de Fura y Tena, también se convirtió en un peñasco esmeraldifero, el más rico de todos.

El Cerro Mayor (Fura) mide 625 metros sobre el río, de los cuales 100 son una línea perpendicular, determinándose desde este limite a la cúspide una ligera inclinación hacia atrás sin mas vegetación que algunos arbustos. El Cerro Menor (Tena) mide 380 metros de abertura en lo alto y 30 en lo bajo, por donde se precipita el minero encajonado y ruidoso. Capas rectas y casi a plomo, de sisto arcilloso y pizarra constituyen uno que otro peñón, que lavados por los fuertes aguaceros dejan al descubierto las puntas y arista agudas que les dan la extraña apariencia que los hace tan nobles. Al pie de estos gigantes la figura del hombre desaparece en su pequeñez, y sólo la majestuosa serranía de que son apéndices y que se alza a 3.253 metros, sin transición de valles ni cuestas podría disminuir la grandeza del efecto que no ser por esto produciría la Furatena con su aspecto importante y la desnudes de sus rocas contrastando con el espeso y vigoroso bosque de los cerros vecinos.

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