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(LUIS PAREJO)
A lo largo de la historia existen múltiples referencias a la melancolía, equivalente a lo que hoy llamamos depresión, y a la manía, entendida como un estado de agitación y delirio. Algunos de los 'padres de la medicina', como el griego Hipócrates, en el siglo V a.C. o el romano Galeno en el siglo I a.C, achacaban la tristeza a la bilis negra, uno de los cuatro humores del cuerpo según las teorías predominantes de la época.
Más adelante en el siglo I d.C, Areteo de Capadocia, también griego, fue el primero en considerar la manía y la melancolía como trastornos relacionados. En sus textos indicaba que "algunos pacientes después de estar melancólicos cambian su estado hacia la manía [...] por eso esta manía es probablemente una variedad del estado melancólico".
Ya en la Edad Media, la medicina se sumió en el oscurantismo y la superstición. La enfermedad mental es la que peor parada salió de este ciclo de la historia ya que cualquier trastorno del comportamiento se teñía de tintes demoniacos.
En el Renacimiento, considerado 'la edad de oro de la melancolía'. Muchos autores recorrieron con detalle la evolución de la depresión y llegaron a considerar el sufrimiento de este estado una característica de la profundidad del espíritu humano. Algunos médicos contemplaron la idea de que la melancolía estaba relacionada en ciertos casos con la manía y que ambas tenían el mismo origen y la misma causa.
El siglo XIX fue decisivo en la definición del trastorno bipolar. Jean Pierre Falret acuñó en 1854 el término 'folie circulaire' o 'locura circular', que describió como una sucesión de estados maniacos y melancólicos con intervalos lúcidos. Esta definición marcó la diferencia con la depresión aislada y, finalmente, en 1875 sus hallazgos llevaron a la denominación de psicosis maníaco-depresiva.
Practicamente a la vez, en 1854, Francois Baillarger describió la 'folie à double forme' o 'locura de doble forma', caracterizada por la sucesión de dos períodos, uno de excitación y otro de depresión. Este neurólogo francés señaló la diferencia, hasta entonces difuminada en los textos sobre psiquiatría de la época, entre esquizofrenia y trastorno bipolar.
A principios del siglo XX, en 1921, el reconocido psiquiatra alemán Emil Kraepelin publicó 'Manic-Depressive Insanity and Paranoia', un trabajo revolucionario por entonces en el que propuso una nueva clasificación en tres grandes grupos de los trastornos que llenaban los manicomios: esquizofrenias; demencias y enfermedad maniaco-depresiva. Es decir, introdujo como entidad diferenciada el trastorno bipolar. Dentro de las psicosis maniaco-depresivas, señaló su carácter episódico, así como, la historia familiar del trastorno.
En 1980, el término de trastorno maníaco-depresivo fue reemplazado por el de trastorno bipolar, según estableció el DMS-III. En los últimos tiempos, las investigaciones más recientes sobre la enfermedad se centran en describirla desde el punto de vista bioquímico. De esta forma será posible comprender mejor la enfermedad y desarrollar medicamentos más refinados para su tratamiento.
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La historia clínica del litio inició al rededor del siglo xix, una vez que se usó para el procedimiento de la gota. Más adelante se administró como sustituto del cloruro sódico y a fines de 1940 se descubrieron sus efectos antimaníacos. Actualmente se usa, de manera eficaz, para el procedimiento de la manía y para la profilaxis de la patología bipolar. Si bien es notable su impacto en las patologías afectivas, no ocurre lo mismo con su mecanismo de acción, debido a que, pese a los varios estudios hechos, aún no se sabe exactamente cómo actúa este ion. Se han planteado muchas teorías, de las que resaltan, como más relevantes: normalización de probables alteraciones iónicas, interrelaciones con el sistema adenilciclasa-AMPc efectos sobre el periodo del fosfatidilinositol, estabilización de las concentraciones de proteínas neuroprotectoras y normalización de los valores de varias endopeptidasas citosólicas, entre otros. De cualquier manera, aún está por conceptualizar cuál de ellos es el primordial responsable de las actividades terapéuticas del litio, aun cuando tampoco puede descartarse que todavía se encuentre por encontrar su mecanismo preciso de acción.
Palabras clave
Litio:Mecanismo de acción Enfermedad bipolar Estabilizadores del estado de ánimo