¿Qué relación puede tener la pérdida de poder por parte de Europa, con las transformaciones culturales que se vivieron luego del término de la 1ra Guerra Mundial? ¿Por qué?
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Respuesta:
Los años de efervescencia que precedieron y siguieron a la Gran Guerra noquearon por completo a los artistas que vivieron, entre trincheras y patriotismo, el fin de un mundo y el comienzo de otro. Pintores, poetas o escritores de todos los bandos se entregaron de lleno a una aventura romántica, una catarsis colectiva, que demostró ser una carnicería de la que Europa tardó en recuperarse. Si acaso alguna vez lo hizo del todo.
Máquinas, armas, destrucción, raíces ancladas en el pasado y el sentimiento de pertenencia a una nación que el sufrimiento y las pérdidas dramáticas de vidas y de rumbo arrancarían de golpe. Comienza el verdadero siglo XX. Nada será como era.
ARTE EN GUERRA
Sumario
'Metrópolis', de George Grosz. | Museo Thyssen-Bornesmiza
Destacaría 'Metrópolis' (1916-17), la gran obra maestra de George Grosz. Es una imagen apocalíptica del caos del fin del mundo que supone una ciudad como Berlín
Guillermo Solana, director del Thyssen
Las vanguardias fueron el preludio de que todo cambiaría. Los esquemas estrictos ya no servían y entre la mayoría de los creadores de aquellos días reinaba la sensación de que la guerra iba a servir para provocar una gran renovación colectiva. «Enseguida se mostró no como una empresa caballeresca ni como un sueño romántico, sino como la primera guerra mecanizada con rasgos más siniestros y devastadores que nunca», describe Guillermo Solana, director artístico del Museo Thyssen-Bornesmiza.
Las matanzas en masa, las crisis nerviosas, el uso de gases, los millones de muertos y las decenas de miles de seres completamente destrozados… «La guerra obligó a los artistas y a los escritores, a los intelectuales europeos, a replantearse la idea de civilización y de ahí, clarísimamente, nació Dadá. Todos sus primeros miembros eran desertores o pacifistas de aquella guerra. Nació toda la revisión crítica profunda: por la derecha, con el retorno al orden; y por la izquierda, con el Surrealismo. Había que examinar los fundamentos de una civilización que había conducido a esa hecatombe global», analiza Solana sobre una crisis que, después de un espejismo de entusiasmo en los años 20, condujo al ascenso de los totalitarismos y al estallido de la Segunda Guerra tan poco después.
Artistas llenos de caos y pesimismo
«Si tuviese que recuperar una muestra de aquellos años destacaría 'Metrópolis' (1916-17), la gran obra maestra de George Grosz», asegura Solana. Un cuadro que, por cierto, cuelga en las paredes del Thyssen. «Es una imagen apocalíptica del caos del fin del mundo que supone una ciudad como Berlín. En las calles hay una suerte de tumulto, de pánico de las masas que está muy influido por los futuristas italianos y los expresionistas alemanes. El acontecimiento central del cuadro es un entierro en el que nos damos cuenta de que el cochero es un esqueleto y los convocados con también cadáveres. Esta gente que corre enfebrecida son como zombies,
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