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Ana Frank es una niña judía de trece años de edad, amante de los libros y con una gran curiosidad por el mundo que la rodea. El día de su cumpleaños, se levantó con gran entusiasmo para ver los obsequios que le habían hecho; y, entre esos regalos, encuentra el de su mayor agrado: un diario, al mismo que llamará Kitty. La vida de los Frank era normal hasta que en mayo de 1940 se acabaron los buenos tiempos para la familia: primero, por la Segunda Guerra Mundial; luego, la capitulación y la invasión alemana. Poco a poco comenzaron las desgracias para los judíos que les privaba de su libertad como el llevar una estrella de David cosida en su ropa para poder ser identificados, no viajar en medios de transporte, respetar el toque de queda, comprar solamente en un horario determinado y no ingresar a lugares públicos. Las cosas se pusieron aún peor cuando el jefe de familia fue citado por la Gestapo.
Un día después de la citación, la familia Frank decidió ir a un escondite ubicado en el edificio Prinsengracht, 663, Ámsterdam; lugar donde laboraba el papá de Ana. Las cosas en la nueva “casa de atrás” como la llamaron, tomaron un tinte diferente y se tuvieron que adaptar a nuevas reglas como no abrir las cortinas y permanecer la mayor parte del tiempo en silencio para evitar ser descubiertos por las personas que trabajaban en el edificio, pues, supieron que a sus amigos y conocidos judíos habían empezado a llevarlos hacia Westerbork, el gran campo de concentración en la provincia de Dentre.
El mal ambiente era bastante normal en el escondite; por esta razón, los ocho judíos ocultos no entablaron una relación de amistad. Después de habitar en la casa de atrás durante un año, Ana conoció a Peter, el hijo de la familia Van Daan, y los dos jóvenes se enamoraron; la mayoría de las noches pasaban en la habitación de él, mirando por la ventana las estrellas y la luna. Esos fueron los momentos más felices que Ana vivió durante su estadía en el escondite. Todos estos episodios los escribía en su diario.
El 1 de agosto de 1944 Ana termina escribir su diario, pero, el 4 fueron encontrados por los agentes de la Gestapo, quienes detuvieron a todos los habitantes de la casa y los llevaron a diferentes campos de concentración.
Después de permanecer durante un tiempo en los campos de Westerbork y Auschwitz, Ana y Margot, su hermana mayor, fueron llevadas a Bergen-Belsen. Ambas murieron durante una epidemia de tifus a causa de las malas condiciones de higiene.
De todos los habitantes de la “casa de atrás”, solo el padre de Ana sobrevivió.