Respuestas
Respuesta:
Delia lloraba desconsolada en la intimidad de su paupérrimo apartamento. Al día siguiente era Navidad y tenía solamente un dólar y ochenta y siete centavos para comprarle un regalo a su esposo Jim. Había estado ahorrando cada centavo, mes a mes, y éste era el resultado. Había pasado muchas horas felices imaginando algo bonito para él.
Jim y Delia eran dueños de dos cosas que les provocaban un inmenso orgullo. Una era el reloj de oro que había sido del padre de Jim y antes de su abuelo. La otra era la cabellera de Delia.
Lisbeth Zwerger 04Delia dejó caer su hermosa cabellera sobre los hombros. Llegó hasta más abajo de sus rodillas y la envolvió como una vestidura brillante. Se puso su vieja chaqueta; bajó las escaleras y salió a la calle. Donde se detuvo se leía un cartel: “Mme. Sofronie. Cabellos de todas clases”. Delia decidió vender allí su cabello por veinte dólares.
Dedicó las dos horas siguientes a buscar un regalo para Jim. Al fin lo encontró. Era una cadena de reloj, hecha de platino. Con esa cadena en su reloj, Jim iba a vivir ansioso de mirar la hora en compañía de cualquiera. Porque, aunque el reloj era estupendo, su esposo se veía obligado a mirar la hora a hurtadillas a causa de la gastada correa que usaba en vez de una cadena.
A las siete de la noche el café estaba ya preparado y la sartén lista en la hornalla para recibir la carne. Jim no se retrasaba nunca. La puerta se abrió, el esposo entró y la cerró. Se le veía delgado y serio. Miró a su esposa con una expresión extraña.
Explicación:
Espero te sirva UwU
¡Feliz Noche!