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¿Por qué juego y actividad física libre? ¿Qué implicación tiene esto para los alumnos desde una perspectiva holística? Crespillo Álvarez (2010), indicó que tanto pedagogos como psicólogos reiteran una y otra vez que el juego es una actividad mental y física esencial que favorece el desarrollo del niño de forma integral y armoniosa. También esbozó que jugar es investigar, crear, conocer, divertirse, descubrir, esto es, la expresión de todas las inquietudes, ilusiones, fantasías, que un niño necesita desarrollar para convertirse en adulto. Creo firmemente, que una educación basada sólo en lo que el maestro es obligado a impartir, limita la creatividad del docente y del alumno. En Puerto Rico, se exige para las clases de educación física de manera totalitaria que se cumpla con una cantidad de deportes y destrezas de movimiento durante el año escolar, pero no solamente es la cantidad, sino que muchos de los temas relacionados con deportes, están mayormente inclinados a fomentar la competencia atlética al evaluar a los alumnos con destrezas de nivel elevado de rendimiento en la que su calificación está directamente atada a la ejecución de una patada, lanzamiento o tiro al canasto. El principio axiológico y epistemológico representado porque el niño juegue y disfrute de forma libre y espontánea con el maestro como un facilitador de ese descubrimiento e inquietudes, otros docentes que imparten diversas materias académicas e incluso entre los propios educadores físicos, perciben los juegos libres como una “pérdida de tiempo” sencillamente porque están amarrados a unos estándares y expectativas de ejecución en las que se supone que una cantidad de alumnos reciban no importa en qué parte del país unas destrezas que deberán ser ejecutadas con eficiencia mecánica en un tiempo previamente asignado.
Cuando el alumno puede jugar de forma libre y espontánea, no solamente desarrolla su capacidad motora, sino el desarrollo social por compartir con sus pares y se fomentan los valores morales, éticos y de mutuo respeto junto con las actitudes y aptitudes. Al ser el juego por la naturaleza que representa, un vehículo en el que el alumno se siente atraído y motivado, muy bien como educadores lo debemos utilizar como el enganche en la formación y no en la mera transmisión de contenidos. Por tanto, el docente en la clase de educación física debe utilizar sus recursos para que el alumno se exprese libremente.
Además, como lo expresa Crespillo Álvarez, esto no significa que debamos dejar a nuestros alumnos solos, sino que debemos orientarlos, darles ideas y animarlos, con el propósito de que, en sus períodos de juego, los niños encuentren en sus maestros a alguien al que pueden acudir de una forma algo más distendida. A los maestros nos debe importar lo que piensa el estudiante, si le gusta o no la destreza y comprender que todos los niños aprenden a su propio ritmo, como también debemos considerar áreas como el uso inteligente del tiempo libre, el grado de satisfacción que muestre un estudiante a través de llevar a cabo actividad física de su agrado, los valores que genera compartir activamente con sus pares tanto en el aspecto físico, social y emocional, aprender a su ritmo y divertirse.
De lo contrario, la clase de educación física se convierte en una mecánica en el contexto de simplificarse a enseñar una destreza y evaluar en cierto tiempo si el estudiante la ejecuta como el maestro se lo enseñó. Es tiempo de que la clase de educación física y de igual manera las demás materias, corten las cadenas que no dejan volar la creatividad junto con todo un currículo oculto que bien planificado y estructurado, se desprende de la actividad física y el juego libre. Es tiempo de replantearnos si el hecho de exclusivamente cumplir contenidos, es la finalidad de los ofrecimientos escolares.
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