• Asignatura: Historia
  • Autor: denisjm2008
  • hace 4 años

¿El fascismo prometió resolver 2 crisis, cuáles son?

Respuestas

Respuesta dada por: kenia467
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Explicación:

La lección para el presente es clara: no puedes ganarle a algo solo con nada. Si otros actores políticos no presentan soluciones más atractivas a los problemas del capitalismo, el atractivo popular de la derecha resurgente continuará. Y entonces la analogía con el fascismo y el colapso democrático de los años de posguerra podría resultar más relevante todavía de lo que es ahora.Respuesta:

Una analogía recorre Estados Unidos: la analogía del fascismo. Es prácticamente imposible (fuera de ciertos sectores de la propia derecha) intentar entender la derecha resurgente sin que se la describa como –o se compare con– el fascismo de entreguerras del siglo XX. Como el fascismo, la derecha resurgente es irracional, estrecha de miras, violenta y racista. Eso dice la analogía y hay algo de verdad en ella. Pero el fascismo no se volvió poderoso simplemente apelando a los instintos más oscuros de los ciudadanos. De manera crucial, el fascismo también abordaba las necesidades sociales y psicológicas de los ciudadanos, de su protección frente a los estragos del capitalismo en una época en que otros

Los orígenes del fascismo se encuentran en una promesa de proteger al pueblo. A finales del siglo XIX y comienzos del XX, una aceleraci actores políticos ofrecían poca ayuda.

ón de la globalización destruyó comunidades, profesiones y normas culturales mientras generaba una oleada de inmigración. Aparecieron movimientos de la derecha nacionalista que prometían proteger a la gente de la influencia perniciosa de extranjeros y de los mercados, y personas asustadas, desorientadas y desubicadas respondieron. Esos tempranos movimientos fascistas perturbaron la vida política en algunos países, pero se filtraron mientras hervían a un fuego relativamente lento hasta la Segunda Guerra Mundial.

La Primera Guerra Mundial había devastado Europa, matando a dieciséis millones de personas y mutilando a otros veinte millones, aplastando economías y sembrando el caos. En Italia, por ejemplo, el periodo de posguerra combinó una alta inflación y desempleo, así como huelgas, ocupaciones de fábricas, tomas de tierra y otras formas de descontento social y violencia. Los gobiernos italianos liberales de la posguerra no lograron abordar de manera adecuada estos problemas.

ras llegar al poder, los fascistas italianos crearon círculos recreacionales, grupos de estudio y grupos juveniles, actividades deportivas y excursiones. Estas organizaciones impulsaron los objetivos fascistas de construir una verdadera comunidad nacional. El deseo de fortalecer una identidad nacional (fascista) también obligaba al régimen a extraordinarias medidas culturales. Promovía arquitectura pública, exposiciones artísticas y producciones radiofónicas y cinematográficas espectaculares. Como dijo un fascista: “No puede haber ningún interés económico que esté por encima de los intereses económicos generales del Estado, ninguna iniciativa económica individual que caiga bajo la supervisión y regulación del Estado, ninguna relación de las diferentes clases del país que no sea competencia del Estado.” Esas políticas mantuvieron la popularidad del fascismo hasta finales de los años treinta, cuando Mussolini se alió con Hitler. Fue solo la participación del país en la Segunda Guerra Mundial, y el paso del régimen italiano hacia una idea más claramente “racialista” del fascismo, lo que comenzó a hacer impopular al fascismo italiano.

Cuando, en enero de 1933, Hitler se convirtió en canciller, los nazis iniciaron rápidamente programas de creación de puestos de trabajo e infraestructuras. Exhortaron a las empresas a que aceptaran trabajadores, y repartieron el crédito. La economía alemana reflotó y las cifras de desempleo mejoraron dramáticamente: el desempleo en Alemania cayó desde casi 6 millones a principios de 1933 a 2,4 millones a finales de 1934; en 1938, Alemania disfrutaba esencialmente del pleno empleo. A finales de la década de los treinta, el gobierno controlaba decisiones sobre la producción económica, las inversiones, los salarios y los precios. El gasto público crecía espectacularmente.

En buena parte por estas medidas, hasta 1939 la experiencia de la mayoría de los alemanes con el régimen nazi era probablemente positiva. En apariencia los nazis habían conquistado la depresión y habían restaurado estabilidad económica y política. Mientras pudieran demostrar su “pureza” étnica y se mantuvieran alejados de las muestras abiertas de deslealtad, los alemanes experimentaban típicamente el nacionalsocialismo no como una tiranía y terror, sino como un régimen de reformas y entusiasmo social.


kenia467: regalrn muchos corazones
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