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Lo bueno y lo malo de la reacción de Colombia ante la crisis
1. El Gobierno de Colombia está manejando bien la crisis sanitaria causada por el coronavirus. Está siguiendo la receta de la Organización Mundial de la Salud y las buenas prácticas internacionales: restricciones a las aglomeraciones, pedagogía ciudadana y manejo de la información. Las medidas buscan amansar la expansión del contagio, de tal manera que el pico de personas enfermas no reviente la capacidad del sistema de salud – bastante limitado y frágil–
2. Por cada millón de habitantes, Colombia tiene 1.500 camas hospitalarias (Banco Mundial). Estamos más cerca de Bolivia (1.100) que de Chile (2.200) o de Italia (3.400), que al haberse demorado con sus medidas tiene su sistema hospitalario en tensión. Argentina y Cuba cuentan con 5.000 camas por millón de personas. En China (4.200) no dudaron en restringir al máximo la movilidad de personas y fueron capaces de construir hospitales en cuestión de días. No es nuestro caso. Tengamos en cuenta, además, que la escasez también está en equipos de oxigenación y otras dotaciones. Y dadas nuestras desigualdades sociales, la problemática se hará más evidente cuando la crisis golpee a los sectores menos favorecidos de la sociedad.
3. El Gobierno tiene margen para intensificar las restricciones a la movilidad y al encuentro diario de los colombianos. Al cierre de esta columna (domingo), no es descabellado pensar que una cuarentena general puede llegar a ser necesaria, a pesar de sus altos costos económicos. Y puede ser recomendable hacerlo lo antes posible, ante la incógnita de si las acciones gubernamentales serán suficientes para evitar una situación caótica en las próximas semanas.
4. Incluso si el Ministerio de Salud y Protección Social y otros organismos siguen tomando hoy las decisiones correctas, pueden fallar al no lograr aplacar la curva de expansión del contagio y la vulnerabilidad estructural de nuestro sistema de salud quedaría expuesta. La crisis le pasaría una factura alta al país por los descuidos institucionales históricos, la baja inversión por décadas en la infraestructura hospitalaria y, en general, por la pobre calidad del servicio de salud al que acceden la mayoría de los colombianos.
5. En lo económico, también están a prueba la producción de bienes y servicios, su distribución y los instrumentos de política económica. En momentos de crisis, se afectan las cadenas de suministro. Se afectan los mercados, que tienen que ser sustituidos en alguna medida por el Estado para atender las necesidades de los ciudadanos, en especial los más pobres. El país verá un aumento del desempleo, ocasionado por el despido de trabajadores, ya que algunas empresas verán reducidos sus ingresos por la contracción de la demanda.
6. Para atender las consecuencias económicas negativas, el Gobierno tendrá que recurrir a una expansión del gasto con un incremento del déficit fiscal porque ni los ingresos petroleros ni los ingresos tributarios estarán bien –con un bajo precio del petróleo y con una desaceleración del comercio–. Debe explorarse la posibilidad de un plan de choque con contratación de personal para apoyar los servicios de salud y adiciones en los subsidios de desempleo y alimentación.
7. Ojalá el mal tiempo pase rápido. La crisis pondrá en evidencia los descuidos estatales de largo plazo. ¿Lamentaremos no haber diversificado nuestra estructura productiva para ser menos vulnerables a la volatilidad de los choques del mercado petrolero y para tener una política fiscal que dependa menos de sus precios?, ¿lamentaremos no tener un tamaño de Estado consistente con las necesidades básicas de nuestra población? De haber hecho la tarea antes, tendríamos mayor margen de política económica y social para aliviar los embates de la economía global y de una epidemia originada en un mercado sucio de Wuhán.
¿Según la lectura. ¿Dónde se relaciona con la solidaridad?
Explicación:
lo de arriba