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la danza eso creeooi
beidonduans
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los grupos folkloricos con mayor representatividadEn muchas reflexiones generales acerca de la música aparece la idea de que esta constituye un lenguaje universal. Sin embargo, así como otros universalismos han sido desmitificados, lo mismo puede plantearse en relación a este ámbito. Distintas coyunturas históricas y espacios geográficos desarrollaron modos particulares de producir e interpretar motivos musicales y se han servido de diferentes técnicas y reglas. Asimismo, los modos de clasificación de la música están atravesados por configuraciones históricas. Un ejemplo de ello son las nociones de arte configuradas en el siglo XIX que han establecido ciertas variables tales como abstracción, escritura, originalidad, individualismo y autonomía como requisitos para definir determinadas prácticas como tal. De ahí en más, todas las expresiones que escapen a dichas variables serán reducidas al carácter de “étnico” o “folklórico” frente a lo “artístico” o “académico”, dentro de un régimen al que subyace la idea de superioridad de unas sobre otras (López, 2009). Por otra parte, más allá de los distintos modos de producción de la música, esta asume, quizás en mayor medida que en otras prácticas artísticas, una indeterminación en las formas en que es recepcionada. Según Auza León, dicha característica se desprende de su carácter eminentemente simbólico, de lo cual deriva, a su vez, su capacidad de conmover. La música es, así, “una representación simbólica, inmediata e intraducible para nuestro entendimiento y nuestra reacción. Su fuerza radica en su facultad única de llegar directamente al espíritu y al corazón por medio de una articulación simbólica, renunciando a la descripción y exégesis” (Auza León, 1989: 19). De este modo, “lo que se escucha por doquier, no es la llegada de un significado, objeto de reconocimiento o desciframiento, sino la propia dispersión, el espejo de los significantes, sin cesar impulsados a seguir tras una escucha que sin cesar produce significantes nuevos, sin retener jamás el sentido” (Barthes, 2009: 292-293).Teniendo en cuenta este espacio de indeterminación, que habilita una dispersión de significados posibles, en este capítulo se abordan los intentos por fijar determinados significados y connotaciones de los motivos musicales indígenas en pos de la construcción de un folklore nacional.