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Respuesta:
Dentro de los proyectos hispanoamericanos de constitución de la nación en el siglo XIX, el colombiano se distingue no sólo por haberse concretado muy tardíamente hacia finales de la década del 80, sino porque obedeció especialmente al impulso de un grupo de filólogos, gramáticos, latinistas y prelados. La tendencia generalizada de suponer que la excelencia en las letras es un reflejo del grado de civilización de un pueblo, y que hay una conexión directa entre las virtudes de la población y las obras de sus elites letradas, le ha permitido a los colombianos durante más de un siglo ufanarse de la alta cultura que profesaban sus prohombres. Bogotá todavía se precia -aunque cada vez más tímidamente- de haber sido considerada la Atenas sudamericana.
Sacudida por más de cincuenta guerras civiles en el siglo XIX, la nación colombiana había experimentado diversas modalidades de centralismo y federalismo, pero sin conseguir fijar un proyecto que permitiera una estabilidad y pusiera fin a los permanentes conflictos políticos. El movimiento de la Regeneración, a finales del siglo XIX, se propuso justamente esto, aunque sin logralo. La Constitución de 1886 modernizaba el aparato del estado, la administración estatal y el sistema fiscal. Así mismo, creó tanto la moneda nacional como el ejército nacional, disolviendo con ello las prerrogativas regionales de tener tanto la una como el otro y creando así, a la fuerza, un mercado nacional y un sistema de defensa. No obstante, este proceso no condujo a la pacificación deseada. De hecho, el período de la Regeneración culminó con la más sangrienta de las guerras civiles, la sí llamada "Guerra de los Mil Días" entre 1899 y 1902, que dejó un saldo de más de cien mil muertos y como "daño colateral" la separación de Panamá en 1903.
Aquí quiero hacer una exploración sobre los fundamentos del proyecto Regenerador, la especial atención que le prestaron a la cuestión religiosa y lingüística y la relación que establecieron entre éstas y las bases de la nación y la ciudadanía.
Explicación:
El proyecto de la Regeneración
El movimiento de la regeneración que encabezó el presidente Rafael Núñez aspiraba a ordenar y unificar un país fragmentado por luchas civiles y arduas condiciones geográficas alrededor de un Estado autoritario y de la Iglesia católica. En gran medida esta receta para resolver la situación del país emergía de un diganóstico sobre las condiciones creadas por las constitución liberal y federalista de 1863, que había otorgado no sólo gran cantidad de libertades sociales, sino también casi autonomía absoluta a las provincias, con el consecuente debilitamiento del poder central. Poco antes de ser elegido para su primer mandato en 1882, Núñez hacía un diagnótstico de la situación de Colombia en los siguientes términos: