• Asignatura: Castellano
  • Autor: josuemora0812
  • hace 4 años

resumen del cuento Un millar de muertes

Respuestas

Respuesta dada por: juanajuradober
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Respuesta:   Luchando vanamente contra la poderosa marea descendente, había contemplado la enloquecedora procesión de las luces costeras, pero ya había dejado de luchar con la corriente y me contentaba con los amargos recuerdos de mi vida malgastada, ahora cercana a su fin. Mi padre, un hombre culto y reputado anticuario, no dedicaba su atención a la familia, sino que estaba constantemente perdido en medio de las abstracciones de su estudio mientras que mi madre, más famosa por su belleza que por su buen sentido, se sentía satisfecha con las adulaciones de la sociedad en la que parecía permanentemente sumergida. Con las mil libras que me dio mi padre, con la promesa de no volverme a ver ni a suministrarme más dinero, obtuve un pasaje de primera clase rumbo a Australia. Desde entonces mi vida ha sido una larga peregrinación -de oriente a occidente, del Ártico al Antártico- para encontrarme, por último, convertido en un experimentado lobo de mar de treinta años, pleno de fuerza viril, que se ahoga en la bahía de San Francisco, tras el desastroso intento de desertar de una nave.

Gradualmente se convirtió en un flujo rítmico a cuyas pulsaciones parecía responder mi cuerpo. En los días anteriores a que mi vida se hubiera hecho tangencial me había interesado no poco en las ciencias, y conocedor de la parafernalia y accesorios generales de un laboratorio, pude ahora apreciar la máquina que contemplaba. Aprecié estas consideraciones de parte de mi padre y me propuse darle las gracias de todo corazón, con los rudos modales de un lobo de mar. En sus últimos años mi padre había abandonado los mohosos encantos del anticuario y había sucumbido a los más fascinantes que se designan bajo la denominación genérica de biología.

Pero esta última posibilidad fue eliminada por las precauciones tomadas por mi padre. Así que me informó que si en un principio me había dado la vida, era el más indicado ahora para quitármela. Durante ese período mi cuerpo estuvo muerto, absolutamente muerto. El aparato destinado a devolverme la vida era una cámara hermética dispuesta para recibir mi cuerpo.

Aunque mi cuerpo estaba inerte y acaso en las primeras etapas de la descomposición, tenía conciencia de todo lo que sucedía. Mi padre estaba fuera de sí por la alegría de su éxito, y al ir transcurriendo los meses sus especulaciones fueron haciéndose cada vez más extremas. Mediante los mismos fotografió mi cuerpo y halló en el negativo un infinito número de sombras desdibujadas, debidas a las actividades eléctricas y químicas que aún proseguían su función. Verificamos la verdad de la aseveración de Tela, quien afirmaba que las corrientes de alta frecuencia eran inofensivas, haciéndome pasar cien mil voltios por el cuerpo.

Le llevó cuatro horas volverme a la vida. Y si entonces lograba atraer a mi padre a su radio de acción sería desintegrado instantáneamente, y diseminado en todas direcciones como una masa de elementos aislados. Allí, en el umbral de la puerta se hallaba Dan, el San Bernardo de mi padre. Se notaba un ligero olor a ozono en el aire, pero dado que los principales componentes gaseosos del cuerpo son el hidrógeno, el oxígeno y el nitrógeno, que son igualmente inoloros e incoloros, no se notaba otra manifestación de su desaparición.

Me despertó la estridente voz de mi padre que me llamaba desde el otro lado del laboratorio.

Respuesta dada por: jabuzon
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