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Hace unos 60 mil años, parte de la población de hombre moderno llegó a Europa, ocupada por población neandertal hace 200 mil años. El análisis genético de los europeos indican que ambas poblaciones convivieron dando lugar a un intercambio genético.
Basado en análisis genético un equipo científico francés sugiere que ese intercambio genético dotó al recién llegado de un sistema inmunitario que le permitió sobrevivir a las enfermedades infecciosas existentes en Europa, ante las que los neandertales ya se habían dotado de las defensas genéticas.
Los euroasiáticos tienen entre 1,5 y 2 % de genes neandertales.
Luego de una evolución de millones de años el hombre africano tenía la dotación genética para defenderse de los microorganismos de ese continente. Al llegar a Europa se expusieron a otros microorganismos patógenos desconocidos por su sistema inmunitario. Los neandertales, que salieron llegaron centenares de miles de años antes, ya había adquirido las defensas genéticas. El mestizaje con neandertales y con denisovanos permitió que el
hombre moderno pueda defenderse de esos patógenos.
En contraparte, el fuerte sistema inmunitario, que permitió la supervivencia del hombre moderno en épocas de abundancia de microorganismos patógenos, ahora se torna una debilidad, debido a que produce ciertas alergias, por ejemplo. Además, por el mencionado mestizaje la población europea ha heredado adicción a la nicotina, la depresión y desarreglos digestivos.