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En la prensa gráfica, una de las tareas más complicadas, y al mismo tiempo una de
las fundamentales en el ejercicio de la comunicación, es la titulación. Los títulos y los
elementos que los acompañan y complementan en la página de un diario son una de las
puertas de acceso a la lectura de los productos editoriales, por la que se elige entrar a la
noticia o seguir de largo, sin otorgar interés.
“Un buen titular debe expresar el contenido del texto a que corresponde y atraer la
atención del lector hacia su tema informando sintéticamente sobre el material que
encabeza, sin exagerar el énfasis con que la parte noticiosa está concebida”, enseña el
Manual de Estilo y Ética Periodística del diario argentino La Nación1
. Esta definición
puede servir como punto de partida.
Uno de los teóricos que más páginas dedicó a la titulación es el español Josep Lluís
Gómez Mompart, quien señala que “‘el título presenta la noticia’2
, es como su portavoz.
De aquí que deba ponerse suficiente esmero a la hora de titular, dado que aquél
representa el acceso a la noticia. De cómo se invite al lector a acercarse a la noticia, de
cuál sea esa solicitud, esa llamada al ‘cliente’ del periodista, se conseguirá o no que lo
que en su origen fue escrito para leerse (para informar) alcance su objetivo”. Entonces,
“los titulares forman el primer nivel informativo y de ellos depende, entre otros
aspectos, que los lectores sigan o no leyendo tanto el periódico como las noticias”3
.
Lorenzo Gomis, por su parte, advierte que “el titular es la substancia de la noticia.
(…) Sólo cuando se tiene el titular se tiene la noticia. O, más exactamente, el titular es
la noticia”4
.
En esta línea, el Libro de Estilo del diario español El País establece que “los
titulares constituyen el principal elemento de una información” y que “sirven para
centrar la atención del lector e imponerle su contenido”5
.
Una definición similar brinda Mar de Fontcuberta, quien afirma que “los titulares
expresan la información más importante, más pertinente o más sorprendente del relato
de la noticia” para despertar “el interés del público”6
.
En este sentido, para Teódulo Domínguez, “desde la óptica del lector, el titulado es
una vidriera de expresiones resumidas que preavisan sobre la existencia de una
cuestión”7
.
Hasta aquí podría concluirse que el titular, en tanto primer contacto que el lector
tiene con la noticia, constituye una puerta relevante por donde se ingresa a la
información. Pero para que esto ocurra, el título y los elementos que lo complementan
deben captar antes la atención de ese lector, a través de la información clara y la
provocación de curiosidad que invite a seguir leyendo.
Entre los objetivos y funciones de los titulares que mencionan los diferentes autores
que tratan el tema de la titulación, se destacan los siguientes:
1
La Nación, 1997, p. 25
2
Cita de Gregorio, Domenico. Metodología del periodismo. Rialp, Madrid, 1966. p. 81.
3
Gómez Mompart, 1982, pp. 9-10.
4
Gomis, 1991, p. 31.
5 El País, 1982, p. 43.
6
Fontcuberta, 1993, p. 117.
7
Domínguez, 1990, p. 172.
3
• Anunciar y resumir la información que va en la noticia.
• Convencer de que lo que se cuenta es interesante.
• Evadirse de la propia información que resumen, cobrar vida propia, resultar
inteligibles por sí mismos8
.
• Despertar el interés del lector9
.
• Expresar en contados vocablos la esencia de un contenido informativo. Ser fiel al
espíritu de la nota.
• Facilitar al lector la búsqueda y encuentro de una cuestión que le interesa.
• Lograr que una noticia se lea y, si es posible, desde el principio hasta el final.
• Cumplir la meta estética de hacer una edición agradable, por la agilidad y fuerza de
la gramática, por el ingenio de los tituleros10 o por el equilibrio entre la importancia
de un suceso, la tipografía y los blancos
Explicación: