• Asignatura: Historia
  • Autor: hector43567
  • hace 4 años

cual era el pensamiento que tenían respecto a la iglesia católica la ideología conservadora​

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Respuesta dada por: yamilethgarcia50
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Respuesta:

Dos  rasgos definen al conservadurismo católico: por un lado, se opone al Estado laico o ajeno a cualquier religión, y, por otro, es afín a fuertes intereses económicos.    

Ese conservadurismo rechaza el Estado laico desde la perspectiva de la defensa de la moral tradicional de la Iglesia Católica y se opone a la vigencia de las libertades personales y en particular de los derechos sexuales: el aborto, el matrimonio homosexual, el uso de anticonceptivos, el divorcio, etcétera.

Los conservadores, interesados en fortalecer los privilegios corporativos del clero, defienden también la intervención clerical en todos los ámbitos de la vida institucional, desde la educación pública hasta la milicia, esto último mediante la instauración de los llamados obispados castrenses y capellanías militares.

El otro rasgo del conservadurismo es la afinidad con sectores económicamente poderosos que deriva de su historia, pues las que ahora se llaman “ideas conservadoras” tienen su origen, en América Latina, en la conquista española, que implantó el catolicismo, a la vez que la despiadada explotación mediante la fuerza de las armas.

La Iglesia conservadora no es una iglesia para los pobres, sino aliada de los grupos de poder dentro y fuera de esa institución; así ha sido siempre.

Los políticos conservadores, generalmente militantes de la derecha, suelen estar ellos mismos involucrados en el mundo empresarial, siempre proclive a los negocios fraudulentos.

Casos significativos de ello fueron los escandalosos fraudes cometidos en España durante el franquismo y los perpetrados en México durante los 2 sexenios panistas.

Viejas raíces

El conservadurismo católico es una ideología con antiguas raíces, cuya influencia ha pervivido en mayor o menor grado en países diferentes de América Latina.

Mientras que en naciones de centro y Suramérica la Iglesia Católica ha mantenido en buena medida su primacía en las leyes y en las instituciones, en México la reforma liberal del siglo XIX logró minar significativamente esa hegemonía.

A la fecha, en Costa Rica, la religión católica sigue siendo la oficial, mientras que en muchos otros países goza de subsidios y prebendas, y es usual encontrar monumentos dedicados a la memoria de los conquistadores.

Desde luego el conservadurismo existía en el viejo mundo antes de la conquista de América, encarnado en la alianza del trono con el altar y en el consecuente rechazo de la revolución en general.

Precedida por la Independencia de Estados Unidos (1776), la Revolución Francesa (1789) fue la primera gran derrota de esa ideología, que desde entonces ha luchado infructuosamente contra la modernidad.

Aunque en Europa todavía hay monarquías y aristocracias, el conservadurismo, que se basa finalmente en la idea de dar marcha atrás a la historia, parece estar condenado irremisiblemente al fracaso en el mundo moderno.

En México, Salvador Abascal Infante, dirigente histórico del sinarquismo y uno de los más ortodoxos defensores del conservadurismo, resumió su esencia con una sola palabra: tradición.

El conservadurismo se enfrenta a la vez al liberalismo y al progresismo. Al primero, porque a la defensa de las libertades opone la de las verdades reveladas: John Suart Mill contra San Agustín, respectivamente. Al progresismo, por su ya mencionada reivindicación de la tradición. En este sentido, el conservadurismo fue en sus orígenes una concepción contrarrevolucionaria, opuesta a las revoluciones en general.

Se trata de oposiciones problemáticas. En el primer caso, resulta que algunos liberales a ultranza, que lo son también en el sentido económico, tienden a hacer alianzas, por lo demás contradictorias, con los conservadores religiosos con tal de defender la empresa privada.

En lo concerniente al progresismo, ésta es una noción relativa al momento histórico y a las circunstancias políticas.

En algunos aspectos, los “progresistas” del siglo XIX, por ejemplo, en lo referente a la moral sexual o familiar, podrían ser “conservadores” en comparación con las definiciones actuales; pero a la inversa, en cuanto a los ideales de igualdad y justicia social, en el mundo actual encontramos quizás más retrocesos que avances en comparación con el de mediados del siglo XX, cuando la existencia del mundo socialista atemperaba la expansión del capitalismo.

Sin embargo, en lo tocante a las libertades personales, el conservadurismo ha perdido terreno al grado de que sus propios defensores, que generalmente participan dentro de la derecha política, suelen defender sus ideas sólo en el terreno de los hechos, a la vez que rechazan, como si se tratara de la peor ofensa, los calificativos, correctamente aplicados, de “conservadores”, “tradicionalistas” o “derechistas”.

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