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Si en un hogar prima la violencia, la falta de comunicación y de respeto, es muy seguro que ahí se esté criando a un niño agresor o a una víctima de “bullying”. En Cuidando tu salud, el Dr. Elmer Huerta conversó con dos especialistas de este fenómeno social: Natalia Borda, psicóloga educativa de la Universidad de Lima y Patricia Giraldo, especialista del programa Siseve del Ministerio de Educación, quienes señalaron que el origen de este tipo de violencia proviene del hogar.
¿Qué es el “bullying”? Ante esta interrogante, Patricia Giraldo manifestó que también puede ser considerado como acoso escolar, una molestia constante que puede ser verbal, psicológica y física, que se puede dar también vía internet, básicamente en redes sociales (ciberbullying). Es el abuso repetido, en el caso del medio escolar, de un niño hacia otro más vulnerable; y tiene tres componentes básicos: el acosador, la víctima y el entorno.
El niño agresor o acosador, tiene múltiples características, pero resaltan su agresividad e impulsividad. En el fondo, son personas que buscan atención y amor, carencias que vienen desde casa, donde tienen como ejemplo a una madre o padre violentos, y esa es la razón que los orilla a ser agresivos con sus compañeros. Además, en muchos casos tienen una idea distorsionada de liderazgo, que los hace ganar un falso respeto de su entorno mediante el miedo.
Mientras que el niño abusado, son personas que carecen de habilidades socioemocionales. “No defienden sus opiniones, no tienen capacidad de decir lo que piensan y dejan que decidan por él; de autoestima baja y posiblemente inmersos en una familia autoritaria…”, sostiene Natalia Borda. En ocasiones, también los padres sobreprotectores contribuyen a formar una víctima de “bullying”, ya que estos menores no saben cómo desenvolverse en situaciones de riesgo sin la presencia de sus progenitores.
Otro factor muy importante es el ambiente en que se desarrolla la agresión. En un colegio, son los compañeros quienes componen el entorno del agredido y agresor, ellos pueden denunciar o hasta festejar este tipo de violencia. Muchas veces el silencio de los espectadores ante el “bullying”, fomenta generar más violencia.
Los padres deben estar pendientes de las conductas de sus hijos, la comunicación es fundamental para reconocer si un escolar es víctima o acosador. Pero para evitar que este tipo de situaciones continúen, es importante que los progenitores refuercen la autoestima de sus hijos, y eso se logra mediante el afecto y reconocimiento de las conductas positivas de los escolares.