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Respuesta:
“Si me equivoco, corríjanme”.
“La peor prisión es un corazón cerrado”.
“La familia está llamada a ser templo, o sea, casa de oración: una oración sencilla, llena de esfuerzo y ternura. Una oración que se hace vida, para que toda la vida se convierta en oración”.
“El hombre no puede vivir sin amor. Él permanece para sí mismo un ser incomprensible, su vida está privada de sentido si no se le revela el amor, si no se encuentra con el amor, si no lo experimenta y lo hace propio, si no participa de él vivamente. El amor se siente, no se ve; el amor silencioso es el más fuerte de todos”.
“El respeto a la vida es fundamento de cualquier otro derecho, incluidos los de la libertad”.
“Me afecta cualquier amenaza contra el hombre, contra la familia y la nación. Amenazas que tienen siempre su origen en nuestra debilidad humana, en la forma superficial de considerar la vida”
El hombre es esencialmente un ser social; con mayor razón, se puede decir que es un ser familiar”.
“La humanidad tiene la necesidad imperiosa del testimonio de jóvenes libres y valientes, que se atrevan a caminar contra corriente y a proclamar con fuerza y entusiasmo la propia fe en Dios, Señor y Salvador”.
“Soy un joven de 83 años”.
“Si nos alejamos de Dios, ¿quién nos garantiza que un día un poder humano no reivindique de nuevo el derecho a decidir qué vida humana vale y cuál no vale?”
“Que nadie se haga ilusiones de que la simple ausencia de guerra, aun siendo tan deseada, sea sinónimo de una paz verdadera. No hay verdadera paz si no viene acompañada de equidad, verdad, justicia y solidaridad”.
“La Iglesia se dirige al hombre en pleno respeto a su libertad; propone, no impone nada; respeta las personas y las culturas, y se detiene ante el sagrario de la conciencia”.
“Lo mismo en la época de las lanzas y las espadas que en la era de los cohetes nucleares: la primera víctima es el corazón del hombre”.
“No hay paz sin justicia, no hay justicia sin perdón”.
“Los creyentes de todas las religiones, junto con los hombres de buena voluntad, abandonando cualquier forma de intolerancia y discriminación, están llamados a construir la paz”.
“El desarrollo es el nuevo nombre de la paz”.
“La auténtica religión no apoya el terrorismo y la violencia, sino que busca promover de toda forma posible la unidad y la paz de la familia humana”.
“La paz no se escribe con letras de sangre, sino con la inteligencia y el corazón”.
“Con dolor la pobreza de muchos, en contraste con la opulencia de algunos” .
“El verdadero conocimiento y la auténtica libertad se hallan en Jesús. Dejad que Jesús forme parte siempre de vuestra hambre de verdad y justicia, y de vuestro compromiso por el bienestar de vuestros semejantes”.
“Los pobres no pueden esperar”.
“La espiral de la violencia sólo la frena el milagro del perdón”
“¡No tengan miedo! ¡Abrid, abrid de par en par las puertas a Cristo!”
“Debemos perdonar siempre, recordando que nosotros mismos hemos necesitado el perdón. Tenemos necesidad de ser perdonados mucho más a menudo que de perdonar”.
“Dejadme ir a la casa del Padre”, sus últimas palabras, pronunciadas en su lecho de muerte en 2005.
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