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DANZÓN ABIERTO O FLOREADO.-
Es otro estilo de bailar danzón que no es considerado tan puro, pero su grado de dificultad es muy alto.
Este estilo nos invita a tener más libertad de pasos, adornos y movimientos que no se permiten en el danzón cerrado, pero es de suma importancia conocer la estructura musical y el danzón a interpretar.
Ejecutar el danzón abierto no solo requiere de saber combinaciones o secuencias vistosas, se necesita algo más importante: “sensibilidad”.
Cuando bailamos un montuno debemos saber qué tipo de floreos vamos a realizar. En este caso también consideramos el origen de la danzonera, (Veracruz o México D.F.)
Si la danzonera es veracruzana, desarrollamos movimientos cortos, pasos y floreos sencillos con los cuales justificamos la velocidad que en este caso es lenta. Este ritmo pausado nos ayuda a acentuar la cadencia, y nos facilita la calidad de coordinación en la pareja.
Cuando la danzonera es originaria del Distrito Federal, tenemos la libertad de hacer pasos y floreos con un grado de dificultad más alto. Su velocidad nos dicta movimientos en los cuales podemos incluir giros (en repetidas ocasiones) pasos laterales, cruces y transiciones que lo hacen más vistoso.
Estas secuencias las podemos elaborar desde los 4 compases hasta los 16 compases, teniendo en cuenta que dichos adornos deben tener excelente sincronía y calidad armónica.
Es importante saber que no se pueden aplicar floreos con un alto grado de dificultad en un danzón que no nos brinda la velocidad y los matices necesarios. Hacerlo, es inapropiado.
Abusar de los floreos, adornos, pasos de danzón acrobático y transiciones coreográficas, provoca en el público un efecto que se llama “Fatiga Visual”, por lo que no podemos descartar nuestros pasos básicos.
“Primer Montuno” recomienda llevar una secuencia corta de floreos, alternarla con algunos pasos básicos, y volver a otra secuencia corta de floreos.
El abusar de este recurso, nos aleja de la esencia danzonera, por lo que evitamos la comparación con otros bailes donde si los llevan a cabo.
Una vez que se domina esta técnica por supuesto sin ir contando los pasos pero sí aplicando los cuatro compases respectivos se inicia el danzonero a vivir y sentir el danzón para bailarlo con su repertorio de pasos que ha aprendido acorde a lo que está escuchando.