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Agradécele tu capacidad de decir “fetén”, “fenómeno" o “fabada” a que tus ancestros empezasen a comer papillas. Esta es la revolucionaria idea (al menos para los antropólogos) difundida por un equipo de investigadores de la Universidad de Zúrich (Suiza) y del Instituto Max Planck (Alemania) en un trabajo de reciente publicación en la revista Science. La dieta blanda que trajo la agricultura del neolítico provocó cambios en nuestra estructura bucal, y con ello, toda una transformación del lenguaje.
Las labiodentales: se trata de la “f” y la “v” (en su sonido labiovelar, como en el inglés). Los humanos de hace 8.000 años (es decir, de hace dos días) empezaron a notar con los siglos cómo sus mandíbulas permitían la pronunciación de consonantes labiodentales, algo con lo que no contábamos hasta entonces. ¿Por qué? Porque empezó a aparecer la sobremordida. La sobremordida es la razón por la que nuestros dientes inferiores quedan por debajo de los superiores. Al parecer, este proceso se habría acelerado en los últimos 2.000 años.
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