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La cuarentena por el coronavirus reduce la contaminación
Óscar García
Una de las paradojas que nos puede traer esta crisis mundial provocada por el COVID-19 es su efecto en el medio ambiente. La cuarentena está provocando una reducción drástica de las emisiones contaminantes en las ciudades más pobladas del planeta.
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Ya hace unas semanas diversos estudios e imágenes de satélites mostraban cómo la crisis del coronavirus había reducido un 25% las emisiones de CO2 en China hasta el 1 de marzo, unos 200 millones de toneladas. La pasada semana, la Agencia Espacial Europea (ESA por sus siglas en inglés) difundió imágenes del norte de Italia donde se aprecia una disminución significativa de la concentración de contaminantes como el dióxido de nitrógeno.
Coronavirus: las emisiones de dióxido de nitrógeno caen en Italia - | European Space Agency, ESA
El video ‘timelapse’ de la ESA, captado por el satélite Copernicus Sentinel-5P, permite apreciar las emisiones de dióxido de nitrógeno (NO2) y otros contaminantes desde el 1 de enero de 2020 hasta el 11 de marzo de 2020. Sobre el mapa europeo hay unas manchas rojizas que reflejan las emisiones de dióxido de nitrógeno. A medida que avanza el vídeo, se ve cómo estas manchas van disminuyendo con el tiempo, sobre todo en la zona del norte de Italia, la más castigada por el coronavirus, que fue la primera en aislarse antes del cierre total del país. Las emisiones provienen fundamentalmente de tubos de escape y la generación de electricidad, particularmente las centrales eléctricas de carbón.
En España, Greenpeace ha publicado un informe que señala que en Madrid y Barcelona, las dos ciudades más pobladas del país, se ha reducido en los primeros días tras el estado de alarma cerca del 60% la circulación de vehículos — principal fuente de emisiones en España—, lo que ha provocado un descenso brusco de los niveles de contaminación. Así, los valores medios de dióxido de nitrógeno, producido principalmente por vehículos diésel, apenas han alcanzado en la primera semana el 40% del límite fijado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Unión Europea (UE) para proteger la salud humana.