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Respuesta:
La identificación y clasificación (taxonomía) de los hongos silvestres que comúnmente producen fructificaciones (esporomas o esporocarpos) p. ej. en forma de sombrilla, se basa en principio en las características que se ven a simple vista pero también en otras que se estudian a nivel microscópico. Sin embargo, es frecuente enfrentarse a grupos de especies cuyos atributos pueden parecer muy semejantes, en estos casos, aun a los expertos se les complica distinguir las diferencias entre sus fructificaciones o en otras estructuras útiles para su identificación como las esporas por ejemplo, de manera que su reconocimiento taxonómico podría complicarse. Para la tarea de identificar entre un grupo de especies superficialmente parecidas o aun enparentadas, los análisis del ADN son de gran utilidad, ya que nos ayudan junto con las características macro- y microscópicas, a diferenciarlas. De todo el genoma se ha probado que algunas regiones brindan buena información para diferenciar especies. Los procedimientos que se siguen para realizar estos análisis consisten en la extracción del ADN a partir de algún tejido del hongo en estudio, su amplificación por medio de la técnica de PCR (siglas por el inglés Polymerase Chain Reaction), la secuenciación de esas regiones amplificadas, y por último la comparación de las secuencias de ADN obtenidas.
De manera que para una correcta identificación tanto del hongo como de la planta en la ectomicorriza, el ADN resulta una herramienta indispensable de gran alcance para determinar la interacción y reconocimiento taxonómico de ambos simbiontes.
Explicación:
¿Qué beneficios puede aportar? Los animales no tienen huellas dactilares, sin embargo, tienen su propia Huella Genética. Una vez analizado el ADN, la Huella Genética obtenida pasa a ser codificada mediante un código de barras que permite identificar al animal con total seguridad.