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808: España se halla sacudida por la invasión que pretendía expandir el proyecto imperial del Primer Emperador de Francia Napoleón I. Mientras tanto, en América Latina se avecinan cambios drásticos; El nuevo rey José Bonaparte es ahora quien controla todos los territorios coloniales españoles, mientras la familia real se halla en Francia. Se conforma una junta de regencia encabezada por el tío del rey Carlos IV, Antonio de Borbón, la cual no pudo hacer frente a la marea que ya inundaba la monarquía borbónica, y que ese mismo año se ve amenazada por un cruento intento revolucionario en el mes de Mayo. Comienzan las gestas independentistas, cuyas ideas tendrán, en un principio, semejanzas con Europa. Anteriormente a esto, se vivieron otros alzamientos, como el de José Gabriel Condorcanqui, en Perú (1780), el de los Comuneros del Socorro en Nueva Granada (1781), José Leonardo Chirinos en Venezuela y el de Toussaint L"Ouverture en Haití (1795), además de una nueva rebelión en la misma isla que acabaría por iniciar la gesta emancipadora en 1804, con Jean Jacques Desalinees.
Comenzaba así la construcción de nuevas naciones y en ellas un proceso que estuvo marcado por todo tipo de contextos: lealtad, traición, insubordinación, rebelión interna, victorias y derrotas. En un primer momento se producen demostraciones de apoyo a su majestad el rey Fernando VII, prisionero en Francia: Unos se declaran partidarios de los franceses, mientras que otros siguen apegados al rey español. Al terminar, en 1824, con la Batalla de Ayacucho y la expulsión del Virrey José de La Serna, habían nacido nuevas naciones, mas aún faltaba darle cohesión a ese gran proyecto unificador que, de la mano de Simón Bolívar, comenzó a materializarse a partir del año de 1821. Por esas mismas épocas se desarrollaba en la metrópoli un último intento por pacificar la guerra que ya dejaba a un continente arrasado. Los principales líderes europeos y latinoamericanos se dieron un abrazo de aparente reconciliación, mas este se terminó disipando en medio de las últimas acciones que daban fin al monopolio ibérico. Se retiraban hacia su emplazamiento y, cuando Su Majestad se disponía a relanzar su campaña, un último golpe que acabó derribando todo sueño imperial: la revolución de Enero de 1820