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Juan Escutia (22 de febrero de 1827 – 13 de septiembre de 1847) combatiente en la Batalla de Chapultepec. Nació en Sagrario de Tepic, actual capital de Nayarit, México. Su nombre de completo era Juan Bautista Pascasio Escutia y Martínez. Escutia también participó en la Batalla de Angostura. Se desempeñaba como Cadete del Colegio Militar, por ello participó en la Batalla de Chapultepec o Guerra de Intervención Norteamericana el 13 de septiembre de 1847. La ofensiva inicia a partir de las tres de la mañana, comenzaron a ser bombardeados intensamente provocando un gran saldo de muertos y heridos.
El general Nicolás Bravo al ver que sus hombres habían sido diezmados en cuestión de horas pidió refuerzos. El ejército norteamericano poseía mayor número de hombres y además sus armas eran de mejor calidad. En horas de la noche, la guarnición trató de reponer los blindajes. Antonio López de Santa Anna envió los efectivos del batallón de San Blas comandados por el general Felipe Santiago Xicoténcatl. Las tropas de Estados Unidos logran avanzar hasta tomarse el edificio del Colegio Militar. Alrededor de 370 hombres al mando del teniente coronel Felipe Santiago Xicoténcatl fueron asesinados.
Los seis cadetes del Colegio Militar que pasaron a la historia de la nación mexicana y se convirtieron en símbolo de orgullo nacional por su valentía y entrega fueron Juan de la Barrera, nacido en la capital de México en 1828; Juan Escutia, nacido en Tepic, Nayarit, aproximadamente en 1830; Francisco Márquez, de Guadalajara, Jalisco, en 1834; Agustín Melgar, oriundo de Chihuahua nacido en 1828; Fernando Montes de Oca, proveniente de Azcapotzalco, y Vicente Suárez, quien nació en Puebla en 1833.
La superioridad de las tropas norteamericanas era claramente mayor, por eso en poco tiempo los hombres que defendían la soberanía de México fueron diezmados. En ese sentido, Escutia, que para ese momento tendría 20 años de edad, fue uno de los soldados que intentó escapar de la masacre, pero fue alcanzado por los invasores; su cuerpo fue hallado en la ladera oriental. Una placa conmemora el lugar donde se encontró el cadáver junto con el de Francisco Márquez. Se dice que apareció envuelto con la bandera mexicana porque no permitiría que la bandera de su país fuera pisoteada por los norteamericanos.
Los restos mortales de los seis jóvenes fueron reconocidos oficialmente en 1947. En la fecha de la toma del Castillo por parte de las tropas enemigas se celebra actualmente una conmemoración en la que se rememora el acto de valentía de estos prematuros héroes, así como del General Felipe Santiago Xicoténcatl y todos los que dieron su vida por la causa. Aquí se celebran actos cívicos, engalanados con arreglos florales.
Su patria lo homenajeó a él y sus demás compañeros con un monumento construido en su memoria, dicho monumento fue bautizado “Los Niños Héroes“, construido en la Ciudad de México. En la actualidad, sus restos se encuentran allí. Dicho monumento fue realizado por el escultor Ernesto Tamariz y el arquitecto Enrique Aragón Echegaray
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