Respuestas
Respuesta: Según el Informe mundial sobre la violencia y la salud preparado por la Organización
Panamericana de la Salud y la Organización Mundial de la Salud (OPS-OMS) en el 2003,
América Latina es la región que sufre el mayor impacto de la violencia en el mundo. La
tasa promedio de homicidio de los jóvenes entre 15 y 29 años es de 101,7 por 100.000
en varones, y de 11,5 por 100.000 en mujeres. Sin embargo, el homicidio es solamente
la manifestación más extrema de la violencia. Se calcula que por cada asesinato hay entre
20 y 40 víctimas, adultas y jóvenes, involucradas en actos de violencia sin consecuencias
mortales, pero que requieren atención intrahospitalaria. Los adolescentes y jóvenes
constituyen la población más afectada por todo tipo de violencia, incluyendo el abuso
físico, sexual, verbal y emocional, así como el abandono. Las posibilidades de que los
jóvenes y adolescentes tengan un desarrollo sano se ven limitadas cuando son golpeados
por la violencia, sea como testigos, víctimas o agresores.
En casi todos los países de América Latina se reconoce que la violencia que afecta a los
jóvenes es un problema político y de salud pública. Su prevalencia no solamente tiene
repercusiones en el desarrollo juvenil, sino también mina los fundamentos democráticos
de la sociedad y es responsable por costos humanos, económicos y sociales enormes en
la región.
Los gobiernos dedican considerables recursos a la lucha contra la violencia juvenil; sin
embargo, muchas iniciativas fracasan porque se ha invertido poco en la evaluación de
impacto de los proyectos y en la participación de los jóvenes en el proceso.
El Proyecto Fomento del Desarrollo Juvenil y Prevención de la Violencia, financiado por el
Gobierno alemán e implementado por la Organización Panamericana de la Salud y la
Cooperación Técnica Alemana-GTZ, tiene como objetivo mejorar la participación de los
jóvenes en la gestión de los programas de desarrollo juvenil y prevención de la violencia
en los países seleccionados —Argentina, Colombia, El Salvador, Honduras, Nicaragua y
Perú—.
En este contexto, una de las principales líneas de acción es la gerencia de conocimientos,
que busca generar evidencia de experiencias y políticas exitosas en la prevención de la
violencia relacionada con jóvenes en la región, desde una perspectiva de salud pública
que incorpora el género, el desarrollo y la participación. Esta publicación, Estado del arte
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