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Respuesta:Desde el siglo XI, como resultado de las Cruzadas, los europeos reclamaban ciertos productos a los que se habían acostumbrado de su contacto con Oriente. Entre ellos, las especias. La ruta para llevar esos productos a Europa era conocida como la de las especias; partía del Océano Índico, llegaba al Golfo Pérsico y de ahí se trasladaba a Alejandría, Antioquía y Constantinopla (hoy Estambul), ciudad que servía de enlace entre Oriente y Occidente y a través de la cual se hacían importantes transacciones comerciales. En 1453 cayó Constantinopla en poder de los turcos, la comunicación entre Europa y Asia quedó cortada y entre los europeos surgió la necesidad urgente de encontrar otras rutas hacia Oriente. El siglo XIV estuvo marcado por malas cosechas, crueles enfermedades, interminables guerras, salteadores, climas poco favorables y una gran demanda de productos, factores que habían encarecido el precio de estas mercancías. Pero, ¿por qué tenían tanto valor esas especias? El prestigio de estos productos procedía de la carencia que sufría Europa para conservar frescos los alimentos, especialmente la carne, ya que estos se consumían a veces en un estado no muy agradable al paladar. De ahí la importancia que tenían estas especias, como la canela, el clavo, la pimienta, la nuez moscada, el jengibre y otras muchas, a la hora de aromatizar el producto y hacerlo más comestible y apetitoso y, también, para uso medicinal por sus propiedades antisépticas, estimulantes para la digestión, etc.
En el siglo XV, al interés por obtener las especias en forma directa y su creciente valorización, se sumaron también adelantos en materia científica (como la brújula y el astrolabio) y barcos más seguros (carabelas) que permitieron que los navegantes se aventuraran cada vez más lejos. Los primeros en iniciar la búsqueda de una ruta para llegar a Asia fueron los portugueses. En 1498, Bartolomé Díaz abrió la ruta por el Índico a través del Cabo de Buena Esperanza. Otros navegantes creían que para llegar a Oriente había un camino más directo atravesando el océano Atlántico, en esos tiempos más conocido como Mar Océana o Mar Tenebroso, como fue el caso de Cristóbal Colón.
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Respuesta:Desde el siglo XI, como resultado de las Cruzadas, los europeos reclamaban ciertos productos a los que se habían acostumbrado de su contacto con Oriente. Entre ellos, las especias. La ruta para llevar esos productos a Europa era conocida como la de las especias; partía del Océano Índico, llegaba al Golfo Pérsico y de ahí se trasladaba a Alejandría, Antioquía y Constantinopla (hoy Estambul), ciudad que servía de enlace entre Oriente y Occidente y a través de la cual se hacían importantes transacciones comerciales. En 1453 cayó Constantinopla en poder de los turcos, la comunicación entre Europa y Asia quedó cortada y entre los europeos surgió la necesidad urgente de encontrar otras rutas hacia Oriente. El siglo XIV estuvo marcado por malas cosechas, crueles enfermedades, interminables guerras, salteadores, climas poco favorables y una gran demanda de productos, factores que habían encarecido el precio de estas mercancías. Pero, ¿por qué tenían tanto valor esas especias? El prestigio de estos productos procedía de la carencia que sufría Europa para conservar frescos los alimentos, especialmente la carne, ya que estos se consumían a veces en un estado no muy agradable al paladar. De ahí la importancia que tenían estas especias, como la canela, el clavo, la pimienta, la nuez moscada, el jengibre y otras muchas, a la hora de aromatizar el producto y hacerlo más comestible y apetitoso y, también, para uso medicinal por sus propiedades antisépticas, estimulantes para la digestión, etc.
En el siglo XV, al interés por obtener las especias en forma directa y su creciente valorización, se sumaron también adelantos en materia científica (como la brújula y el astrolabio) y barcos más seguros (carabelas) que permitieron que los navegantes se aventuraran cada vez más lejos. Los primeros en iniciar la búsqueda de una ruta para llegar a Asia fueron los portugueses. En 1498, Bartolomé Díaz abrió la ruta por el Índico a través del Cabo de Buena Esperanza. Otros navegantes creían que para llegar a Oriente había un camino más directo atravesando el océano Atlántico, en esos tiempos más conocido como Mar Océana o Mar Tenebroso, como fue el caso de Cristóbal Colón.
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