Respuestas
Explicación:
Estudio bíblico de Romanos 8:15-27
—Buscad y hallaréis; pedid y se os dará. Obsérvese a los que así son favorecidos. Ellos son los justos, en quienes es renovada la imagen de Dios que consiste en justicia. Si dependemos de Dios y vamos en pos de la sabiduría, Él nos capacitará para guardar las sendas del juicio.
Respuesta:
Porque ustedes no recibieron un espíritu de esclavitud que les haga volver a tener miedo, sino que recibieron un espíritu que los adopta como hijos, el espíritu que nos motiva a exclamar: “¡Abba, Padre!”. 16 El espíritu mismo da testimonio con nuestro espíritu de que somos hijos de Dios. 17 Así que, si somos hijos, también somos herederos —herederos de Dios, pero coherederos con Cristo—, siempre y cuando suframos con Cristo para que también seamos g
Por qué celebramos la Cena del Señor
16 Solo pueden tomar del pan y del vino quienes tienen el testimonio del espíritu de que son hijos de Dios (lea Romanos 8:15-17). Notemos que Pablo usó la palabra abba, que significa “¡oh, padre!”. Este es un término cariñoso que un niño podía usar al dirigirse a su padre, y combina la cercanía de la palabra papá con el respeto que transmite la palabra padre. Expresa muy bien la relación tan especial que los ungidos llegan a tener con Jehová cuando reciben “un espíritu de adopción como hijos”. El espíritu santo de Dios “da testimonio con [el] espíritu” de ellos en el sentido de que les ayuda a entender que son hijos ungidos de Dios. No se trata simplemente de que no les llama la atención vivir en la Tierra. Más bien, están convencidos de que, si se mantienen fieles hasta la muerte, serán herederos con Cristo en el Reino celestial. Hoy ya solo queda en la Tierra un pequeño grupo de los 144.000 hijos de Dios que “tienen una unción del santo” (1 Juan 2:20; Rev. 14:1). Se sienten tan cerca de Jehová que pueden decirle: “¡Abba, Padre!”.
La palabra aramea ʼabbáʼ puede traducirse como “el padre” o también “oh Padre”. En las tres ocasiones en que este término aparece en las Escrituras, siempre se refiere a Jehová, nuestro Padre celestial, y se encuentra en el contexto de plegarias u oraciones. Pero ¿qué tiene de interesante que Jesús empleara esta expresión?
Cierta obra de consulta explica: “En tiempos de Jesús, ʼabbāʼ era un término coloquial que utilizaban principalmente los niños para dirigirse a su padre de forma familiar, con cariño, pero también con respeto” (The International Standard Bible Encyclopedia). Esta afectuosa manera de dirigirse al padre era una de las primeras palabras que aprendía el niño. Jesús la utilizó en una ocasión muy especial. Estando en el jardín de Getsemaní, pocas horas antes de su muerte, se dirigió fervorosamente a Jehová diciendo: “Abba, Padre” (Marcos 14:36).