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El campeador merodeaba por las calles de su natal Venecia, insultando a los transeúntes que se regosijaban por la visita del impetuoso Papa Calixto III. Moribundo de la batalla en la noche anterior, el se alzaba ante el sol, contemplando su esplendor, pensando en cuando era un crio hace ya 20 largos años. Su santo padre que también era campeador, había muerto cuando él era tan joven y sin experiencia. Destinado a convertirse en la representación de su padre, se decidió a vengar su muerte, sin embargo aquel asesino de su padre, ya se había ido de este mundo por la plaga del demonio. El hijo del asesino fue el que lo recibió con toda estadía, para terminar lo que tenía que hacer.
Ahora el exhausto nuevo campeador, cansado estaba y sin brazos con los que luchar, ahora deshonra a su familia cuya ignorancia era superior al de varios de sus vecinos. Mendiga por las calles esperando morir de otra manera en la que hay paz.
Créditos: Yo