Respuestas
Respuesta:
en las cuales los actores del conflicto interactúan y promueven oportunidades
para plantear viabilidades o alternativas frente a la diferencia. Esta oportunidad
puede convertirse, en algunas ocasiones, en un motor de desarrollo que consolida
espacios que permitan satisfacer las necesidades e intereses que presentan las
personas, grupos o comunidades, y que desarrollan la capacidad de asumir y
enfrentar el conflicto en la vida cotidiana. El conflicto como una oportunidad de
aprendizaje introduce un proceso continuo de construcción y reconstrucción del
tejido social, cuando se replantean las relaciones colectivas que permiten el
entendimiento y la convivencia, más aun si se tiene en cuenta que el conflicto está
presente en la vida personal y familiar, en el ámbito educativo y laboral, en la
situación económica y política, en el manejo de las relaciones interpersonales y en
las relaciones internacionales.
La interacción en la cotidianidad determina, en buena medida, la forma como las
personas manejan las diferencias que los afectan. Esto implica un trabajo en el
ámbito educativo que conlleve a trabajar en forma participativa con los diferentes
actores del conflicto y desde los diferentes ámbitos en los cuales se desenvuelven,
buscando asumir actitudes y comportamientos que no permitan evadir, controlar
o negar la diferencia, ni mantener el control a través de la violencia; así mismo,
tener claro que el problema hace parte de la vida cotidiana, que no hay que
evitarlo sino enfrentarlo y que la naturaleza y el uso del conflicto depende de
cómo se aborde y se maneje como un hecho necesario para la vida y para la
sociedad, como fuerza motivadora del cambio social y elemento creativo en las
relaciones humanas que genera un debate en la práctica social. Por lo tanto, el
conflicto se convierte así en un don y en una ocasión para potencializar las
habilidades de los actores. Este proceso supone conocer las diversas características
del conflicto, sus múltiples orígenes, sus componentes, sus tipos y niveles, y sus
efectos y manejos adecuados e inadecuados, así como las personalidades
conflictivas y algunas habilidades para resolver conflictos.
Orígenes y raíces del conflicto
Tal como se ha planteado, entonces, el abordaje del conflicto implica recurrir a su
mismo punto de partida, por lo cual es necesario determinar los factores que a
continuación se exponen.
• La subjetividad de la percepción, teniendo en cuenta que las personas captan de
forma diferente un mismo objetivo.
• Las fallas de la comunicación, dado que las ambigüedades semánticas tergiversan
los mensajes.
La desproporción entre las necesidades y los satisfactores, porque la indebida
distribución de recursos naturales y económicos generan rencor entre los
integrantes de una sociedad.
La información incompleta, cuando quienes opinan frente a un tema sólo
conocen una parte de los hechos.
La interdependencia, teniendo en cuenta que la sobreprotección y la
dependencia son fuente de dificultades.
Las presiones que causan frustración, ya que esta se presenta cuando los
compromisos adquiridos no permiten dar cumplimiento a todo,
generando un malestar que puede desencadenar un conflicto.
Las diferencias de carácter; porque las diferentes formas de ser, pensar y
actuar conllevan a desacuerdos.
Explicación: