Respuestas
Respuesta:
Llora el bandoneón olvidado en el viejo ropero.
El viento rugía sin descanso, de día y de noche.
La mañana bostezó y se calzó las chinelas azules.
“¿Qué hacías tú cuando el tiempo era cálido y bello?”, preguntó la hormiga.
“Cantaba noche y día libremente”, respondió la despreocupada cigarra.
Parpadea el semáforo, la gente espera apiñada para poder cruzar.
Las luciérnagas nos mostrarán el camino.
El viejo sauce gime de tristeza, los niños ya no juegan a su sombra.
Y dijo el pato: “¿A qué animal dio el cielo tantos dones, que si de nadar me canso, si se me antoja, vuelo?”.
El reloj le cantó la hora y él salió corriendo al trabajo.
El fuego se fue encorvando, hasta ser solo una brasita tenue y canosa.
“Estoy segura de poder ganarte una carrera”, le dijo la tortuga a la liebre.
La tormenta no se calló hasta llegada la noche.
“¿A mí?”, respondió asombrada la liebre.
El sillón nos invita a sentarnos.
Explicación: