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6
bueno
pues una ves en mi colegio toco el tren del aceo y nos asignaron cuatro aulas y en mi grupo habíamos seis integrantes y
empezamos con el aula mas chica y esa era primero
comenzamos a barrer y a colocar los escritorios en su lugar y yo estaba al lado de un compañero y cuando lo voltee a ver una nena como de seis años le había metido un lapiz en las pompis y me empece a morir de risa y la maestra se preguntaba que paso y nadie le respondia y al final a mi pobre amigo le toco que decirle a la maestra y lo mencieonor en frente de todo el colegio .
espero que te halla servido <3
pues una ves en mi colegio toco el tren del aceo y nos asignaron cuatro aulas y en mi grupo habíamos seis integrantes y
empezamos con el aula mas chica y esa era primero
comenzamos a barrer y a colocar los escritorios en su lugar y yo estaba al lado de un compañero y cuando lo voltee a ver una nena como de seis años le había metido un lapiz en las pompis y me empece a morir de risa y la maestra se preguntaba que paso y nadie le respondia y al final a mi pobre amigo le toco que decirle a la maestra y lo mencieonor en frente de todo el colegio .
espero que te halla servido <3
julisramirez:
eso no es una anectota , o a mi me enseñaron otra totalmente diferente
Respuesta dada por:
8
Para tratar de motivar a sus alumnos que se mostraban apáticos en clase, un profesor tomó una jarra de vidrio, de boca ancha y la puso sobre la mesa frente a él. Luego sacó una docena de rocas del tamaño de un puño y empezó a colocarlas una por una en la jarra. Cuando la jarra estaba llena hasta el tope y no cabían más piedras, preguntó:
- ¿Está llena esta jarra?
Todos los asistentes dijeron:
- ¡Sí!
Entonces preguntó:
- ¿Están seguros?
Y sacó de debajo de la mesa un balde con piedras más pequeñas. Echó unas cuantas de esas piedras en la jarra y la sacudió haciendo que las piedras pequeñas se acomodaran en el espacio vacío entre las grandes. Cuando terminó, preguntó una vez más:
- ¿Está llena esta jarra?
Esta vez el auditorio ya suponía lo que vendría y uno de los alumnos dijo en voz alta:
- Probablemente no.
Continuó el profesor:
- Muy bien.
Y sacó de debajo de la mesa un balde lleno de arena y empezó a echarlo en la jarra. La arena se acomodó en el espacio entre las piedras grandes y las pequeñas. Una vez más preguntó al grupo:
- ¿Está llena esta jarra?
Esta vez varias personas respondieron a coro:
- ¡No!
Una vez más el profesor dijo:
- Muy bien.
Luego sacó un balde lleno de agua y echó agua dentro de la jarra hasta llegar al borde mismo. Cuando terminó, miró al auditorio y preguntó:
- ¿Cuál creen que es la enseñanza de esta pequeña demostración?
Uno de los alumnos levantó la mano y dijo:
- La enseñanza es que no importa lo lleno que estés de actividades, ya que si de verdad te lo propones, siempre podrás hacer más cosas.
Replicó el profesor:
- No. Lo que esta demostración nos enseña es lo siguiente: Si no pones las piedras grandes primero, va a ser difícil colocarlas más tarde.
¿Cuáles son las piedras grandes en tu vida?
- ¿Estudiar para prepararte mejor (y no sólo para pasar los exámenes)?
- ¿Terminar la tesis y graduarte?
- ¿Trabajar no solamente para ganarte la vida?
- ¿Apoyar alguna causa social, política o religiosa?
- ¿Ayudar al País?
- ¿Enseñar a los demás?
Recuerda poner estas piedras grandes primero, o luego no encontrarás un lugar para ellas. Así que hoy en la noche o mañana al despertar, cuando te acuerdes de esta pequeña anécdota, pregúntate a tí mismo cuáles son las piedras grandes en tu vida y corre a ponerlas de primero en tu jarra.
- ¿Está llena esta jarra?
Todos los asistentes dijeron:
- ¡Sí!
Entonces preguntó:
- ¿Están seguros?
Y sacó de debajo de la mesa un balde con piedras más pequeñas. Echó unas cuantas de esas piedras en la jarra y la sacudió haciendo que las piedras pequeñas se acomodaran en el espacio vacío entre las grandes. Cuando terminó, preguntó una vez más:
- ¿Está llena esta jarra?
Esta vez el auditorio ya suponía lo que vendría y uno de los alumnos dijo en voz alta:
- Probablemente no.
Continuó el profesor:
- Muy bien.
Y sacó de debajo de la mesa un balde lleno de arena y empezó a echarlo en la jarra. La arena se acomodó en el espacio entre las piedras grandes y las pequeñas. Una vez más preguntó al grupo:
- ¿Está llena esta jarra?
Esta vez varias personas respondieron a coro:
- ¡No!
Una vez más el profesor dijo:
- Muy bien.
Luego sacó un balde lleno de agua y echó agua dentro de la jarra hasta llegar al borde mismo. Cuando terminó, miró al auditorio y preguntó:
- ¿Cuál creen que es la enseñanza de esta pequeña demostración?
Uno de los alumnos levantó la mano y dijo:
- La enseñanza es que no importa lo lleno que estés de actividades, ya que si de verdad te lo propones, siempre podrás hacer más cosas.
Replicó el profesor:
- No. Lo que esta demostración nos enseña es lo siguiente: Si no pones las piedras grandes primero, va a ser difícil colocarlas más tarde.
¿Cuáles son las piedras grandes en tu vida?
- ¿Estudiar para prepararte mejor (y no sólo para pasar los exámenes)?
- ¿Terminar la tesis y graduarte?
- ¿Trabajar no solamente para ganarte la vida?
- ¿Apoyar alguna causa social, política o religiosa?
- ¿Ayudar al País?
- ¿Enseñar a los demás?
Recuerda poner estas piedras grandes primero, o luego no encontrarás un lugar para ellas. Así que hoy en la noche o mañana al despertar, cuando te acuerdes de esta pequeña anécdota, pregúntate a tí mismo cuáles son las piedras grandes en tu vida y corre a ponerlas de primero en tu jarra.
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