• Asignatura: Castellano
  • Autor: wendyprz06
  • hace 4 años

Análisis de La mujer parecida a mi

Respuestas

Respuesta dada por: maluzperea
6

Respuesta:

“La mujer parecida a mí”, son los recuerdos que llenan el espacio que es la mente del narrador o incluso el mismo relato.

Aunque la situación narrada nos puede llevar a pensar que estamos tratando un fenómeno como el desdoblamiento, el uso de la palabra “recuerdo” nos sugiere un paradigma diferente, al tratar lo contado como un acontecimiento ya antes vivido y que anula la existencia de otro e introduce a un ser que en esencia es el mismo y por esto no se puede hablar de desdoblamiento sino de reencarnación.

Así mismo el recuerdo de estos sucesos es consecuencia de un estado presente que genera una fuga hacia el pasado, debido a una serie de insatisfacciones que no son dichas en si, pero que pueden llegar a ser deducidas por la misma acción de recordar.

La incertidumbre de no saber si es un hombre recordando a un caballo o viceversa, nos puede remitir a una semiosis infinita como la que nos ofrecía Cortázar en “La continuidad de los parques”, donde no sabemos si es un relato dentro de un relato, o un ser dentro de otro. La única certeza es que el espacio y la esencia son lo mismo, ya no hablamos de un yo dentro de otro yo, sino de un mismo yo en diferentes tiempos.

Incluso, encontramos a un yo que pareciera exterior, que habla del caballo y del hombre en tercera persona: “En las primeras horas de la noche y a pesar del hambre, yo no me detenía nunca. Había encontrado en el caballo algo muy parecido a lo que había dejado hacía poco en el hombre: una gran pereza; en ella podían trabajar a gusto los recuerdos. Además, yo había descubierto que para que los recuerdos anduvieran, tenía que darles cuerda caminando.”

El “yo” aparentemente encierra al “él”(al “él” caballo y al “él” hombre), nótese que la primera y la ultima persona que hablan es un mismo yo que como dijimos anteriormente encierra dos “el”, esta ambigüedad no nos apunta a un otro sino que extiende ese único “yo” inicial, generando un juego que busca el encuentro de diferentes “yos” y sus cambios de uno a otro que al final resultan ser uno mismo.

A saber, que en un mismo espacio se dan varios yo, que son el mismo, nos da pie para remitirnos al concepto de reencarnación dentro del cuento, y no al concepto de desdoblamiento, puesto que en la reencarnación, todos los seres humanos pasan por diversas existencias y así se sube o se baja en el camino de la perfección hasta llegar al nirvana. Es más bien un concepto filosófico de la "continuidad”. Según el budismo, todos nos reencarnamos, pero sólo los lamas (maestros) pueden controlar su futura encarnación y recordar las anteriores. Así, según la filosofía hindú, la vida humana es cíclica: después de morir, el alma deja el cuerpo y renace en el cuerpo de otra persona, animal, vegetal o mineral. Este incesante proceso recibe el nombre de samsara. Así, el samsara (en sánscrito, ‘deambular’), es el concepto fundamental de doctrina de la reencarnación en el hinduismo.

Aquí encontramos dos conceptos claves: continuidad y samsara: “me mataron el potro y me dejaron hecho un caballo (…); conservaba de mi vida anterior algunas mañas (…)”. Si bien la supuesta muerte no es física, sí es un renacimiento espiritual, es el paso a un nuevo estado de conciencia que obliga a nuestro hombre-caballo a seguir con su viaje por la vida, al eterno retorno a un deambular, así como al pequeño Oscar del Tambor de hojalata le era necesario tocar su instrumento para recordar su pasado, a nuestro protagonista le es necesario del mismo modo seguir con su viaje por la vida y continuar con su ciclo. A diferencia del pequeño Oscar que necesita tocar para volver, nuestro hombre-caballo necesita deambular para avanzar: “Además, yo había descubierto que para que los recuerdos anduvieran, tenía que darles cuerda caminando.”

Con esto damos paso a un tercer concepto: La fuga, que viene a ser la consecuencia de una posible insatisfacción o insatisfacciones que posee el personaje del cuento; como una necesidad de liberarse del castigo y la dominación, eterno karma del hombre y de los animales que caen en las manos del hombre.

A su vez, podemos tomar la fuga como una condición inherente a ese yo. Imaginémonos a nuestro hombre-caballo como una piedra y a la mente como el espacio que soporta a esta piedra, y por último al karma o la fuga como la pendiente que impulsa a esta piedra a rodar eternamente por el tiempo y el espacio, una pendiente que no va en una sola dirección sino que forma una u que devuelve a la piedra de un extremo a otro.

Explicación:

Preguntas similares