¿que ocurrió con la situación de argentina en los últimos 40/30 años ?​

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Respuesta dada por: jhoanavelazquez30
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Un análisis de varias crisis argentinas permite distinguir entre los usos muy expandidos del término «crisis» en el lenguaje coloquial y la pregunta acerca de cómo abrir un debate conceptual sobre este término, sus usos, sus dimensiones económicas, políticas y culturales. En este marco, el interés de este artículo es comprender, a través del análisis del caso argentino, las dimensiones culturales implicadas en las crisis, porque en ciertos contextos se producen crisis de confianza en la economía, crisis de confianza en la política, crisis de representación o legitimidad social. Durante varias décadas, el término «crisis» ocupó un lugar central en los ensayos sobre el país y pareció convertirse en un diagnóstico casi permanente. La paradoja de percibir la crisis como normalidad se fue tornando menos frecuente y, sobre todo, menos consensual.

En cualquier caso, para una perspectiva comprensiva e interpretativa, el uso coloquial tan habitual del término «crisis» es a la vez interesante como dato, pero problemático en términos teóricos.

Tres crisis configurativas

Una de las formas de comprender la Argentina actual es analizar muy brevemente tres crisis y tres formas diferentes de respuestas populares. El país atraviesa el periodo más largo con elecciones libres y sin proscripciones. En 1982, mientras avanzaba la crisis económica y social, se fortalecieron las movilizaciones sindicales. Y después de la veloz derrota militar, se agudizó la crisis económica y política, al tiempo que se intensificaban las redes organizativas de la sociedad civil.

Y dejaron un legado central en la cultura política argentina. En efecto, uno de los elementos que distinguen a Argentina de otros países de la región es que el rechazo a la violencia política estatal devino parte del sentido común. Eso no significa que en estas décadas no haya habido represión e incluso muertos en protestas sociales, sino que el grado de esa represión y de la violencia política ha sido menor que en otros países, y que en varias ocasiones la muerte de protagonistas de protestas ha abierto crisis políticas e institucionales2. En junio de 2017, la Corte Suprema de Justicia aplicó el «2x1», que reducía el cómputo de la pena de un condenado por esos crímenes, y en una semana una multitud de argentinos salió a protestar a la calle3.

En 1989, el presidente Raúl Alfonsín adelantó las elecciones y su partido fue derrotado por el justicialista Carlos Menem. Sin embargo, después de las elecciones se disparó un espiral hiperinflacionario que superó el 3.000% anual e ingresó en las antologías mundiales. En la ciudad de Rosario comenzó a haber reclamos de comida ante los supermercados, que terminaron en saqueos que se extendieron a Córdoba, Buenos Aires y otras ciudades. En contraste con las movilizaciones sindicales o políticas tan habituales en la historia argentina, los saqueos mostraron un fenómeno inédito en el que se combinaba el hambre con el debilitamiento de las organizaciones tradicionales.

Los saqueos se repitieron como eventos en momentos de crisis aguda como 2001, o como «gran miedo» en diferentes meses de diciembre posteriores, en algunos años en que las tradicionales fiestas de fin de año se combinaron con una situación social complicada y con cierta debilidad política del gobierno. La hiperinflación es un fenómeno de disgregación social. Entre 1991 y 2001 los argentinos soportaron no solo un neoliberalismo extremo, sino el aumento del desempleo, que pasó de 6% en 1989 a 22% en 20024. Esa sociedad con «estabilidad» que excluía a millones de argentinos vio agravada su situación con el inicio de la recesión en 1998.

Mientras crecían lentamente las protestas de los desocupados y de un sector del sindicalismo, no hubo una solución política a esa crisis económica hasta que nuevamente el país se hundió en otra crisis en diciembre de 2001, en este caso la más grave de su historia. Entre fines de los años 90 y 2003 se desarrollaron al menos cinco procesos de respuestas populares a esta crisis. Surgieron asambleas barriales, generalmente en barrios de clases medias, cuya movilización no respondía solo a una necesidad económica de los propios asambleístas , sino básicamente a la crisis político-institucional de representación.

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