• Asignatura: Castellano
  • Autor: valenciarodriguezlup
  • hace 4 años

Cómo describía fray Bernardino la fase de la luna

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Respuesta dada por: peteroswaldosu96
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Respuesta:

Historia general de las cosas de Nueva España es una obra enciclopédica sobre la gente y la cultura del centro de México compilada por el fray Bernardino de Sahagún (1499-1590), un misionero franciscano que llegó a México en 1529, ocho años después de que Hernán Cortés finalizara la conquista española. El manuscrito, al que comúnmente se llama Códice Florentino, consta de 12 libros dedicados a diferentes temas. El Libro VII trata sobre el Sol, la Luna y las estrellas. Contiene un relato de la creación del Sol y de la Luna durante lo que los aztecas llamaban la «quinta edad del mundo», que Sahagún extrajo de poemas y leyendas antiguas que los ancianos compartieron con él. La ilustración en el folio 228, verso, representa al conejo en la Luna. Los antiguos mesoamericanos afirmaban que en la Luna llena se podía ver el contorno de un conejo: un efecto visual que resulta de la combinación de las manchas oscuras causadas por la apariencia de las elevaciones y los cráteres en la superficie de la Luna, pero a la que ellos le adjudicaban una razón mitológica. En el relato de los aztecas, antes de la creación del día, los dioses se reunieron en Teotihuacán a crear el Sol para que pudiera iluminar el mundo. Para que esto sucediera, alguien se tenía que sacrificar. El dios Tezcuciztécatl (también conocido como Tecciztécatl) se ofreció de voluntario, pero también era necesario otro dios. Todos tenían miedo y nadie más se ofreció, entonces recurrieron a Nanahuatzin, que estaba cubierto de pústulas, y él aceptó con dignidad. Ambos dioses se prepararon para el sacrificio haciendo penitencia durante cuatro días. Tezcuciztécatl utilizó plumas, oro y fragmentos afilados de piedras preciosas y de coral, mientras que Nanahuatzin utilizó materiales humildes y ofreció su sangre y pus. Se encendió una gran hoguera y todos los dioses se reunieron a su alrededor a medianoche, pero cuando llegó el momento de que Tezcuciztécatl se arrojara al fuego para transformarse en el Sol, vaciló y se detuvo. Nanahuatzin, en cambio, se arrojó valientemente al fuego y comenzó a brillar. Solo entonces Tezcuciztécatl, que era envidioso, hizo lo mismo para transformarse en un segundo Sol. Los dioses no habían contado con que hubiera dos luces de igual brillo en el cielo, por lo que uno de ellos tomó un conejo y lo lanzó al segundo Sol para disminuir su brillo: así es cómo la Luna llego a ser lo que es, con la visible forma de un conejo en su cara.

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