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Respuesta:
a danza de las tijeras o danza de gala es una danza originaria de la región chanka en el Perú, cuyo marco musical es provisto por violín y arpa, y que posteriormente fue difundida a las regiones de Huancavelica, Ayacucho y Apurímac.1 En Apurímac la danza es denominada Saqras, en Ayacucho se llama danzaq,2 mientras que en Huancavelica al danzante de tijeras se le denomina Gala.3
Los campesinos los llamaban «Supaypa Wasin Tusuq»: el danzante en la casa del diablo [cita requerida]. Se atribuye a José María Arguedas la generalización del término «danzante de tijeras» por las tijeras que los danzantes llevan en la mano derecha y que las entrechocan mientras bailan.[cita requerida] Según los sacerdotes de la colonia, su lado mágico obedece a un supuesto pacto con el diablo, debido a las sorprendentes pastas o pruebas que ejecutan en la danza. Estas pruebas se denominan Atipanakuy. El instrumento central de la danza son las tijeras elaboradas con dos placas independientes de metal de aproximadamente 25cm de largo y que juntas tienen la forma de un par de tijeras de punta roma. Actualmente las regiones de mayor difusión de esta danza son: Ayacucho, Huancavelica, Arequipa, Apurímac y Lima.[cita requerida]
Explicación:
Respuesta: PorJosé Vadillo Vila
Se hacen llamar warmi dansaqs o warmi galas. La presencia de las mujeres en la tradicional danza de las tijeras avanza de a pocos. Ellas participan en las fiestas de los pueblos y en actividades en Lima y aseguran que pueden hacer las mismas proezas que sus colegas varones.
Elástica como una goma de mascar, “Palomita” dobla su cuerpo mientras lleva la melodía, acompasadamente, con las tijeras. El punto más elevado de su presentación es cuando muerde la punta de sus zapatillas, mientras hacen contrapunteo el arpa de “Leoncha de Chiuire” y el violín de “Qori Sucre”.
Elizabeth López Ysase es el alter ego de la “Palomita de San Antonio de Puquio”. Tiene 36 años de edad y es una de las pioneras de la warmi dansaq, como las llaman en Ayacucho. O warmi gala, como se les dice en Huancavelica. En los últimos trece años ha danzado con tijeras.
Aunque limeña, la danza de las tijeras despertó en Elizabeth de manera natural: la “heredó” de sus abuelos, que eran dansaqs ayacuchanos; y de sus tíos, que son músicos de estas lides. Tiene el respaldo de sus padres. Sus hermanos respetan, mirando de lejos, el arte de la única dansaq de la familia.
Ganarse el respeto
¿Es difícil querer hacerse un sitio en una danza tan relacionada históricamente con los hombres? “Al comienzo fue un poco difícil porque hay cierto machismo, pero cada warmi gala se va ganando un respeto, una talla. Creo que depende de cómo el artista sepa llevar [su carrera]”.
Hoy, tanto sus compañeros del arte como el público en general reconocen el trabajo de ‘Palomita’, que es invitada a las actividades de los maestros de este oficio de las tijeras. Y fue parte del documental Sigo siendo (2013), del cineasta Javier Corcuera.
Las mismas proezas
No hay diferencias entre la danza de tijeras masculina y la femenina, salvo que las segundas llevan sombreros.
“Hacemos las mismas proezas que los hombres; las mismas secuencias desde el inicio hasta el final. Igual que ellos, nosotras nos tiramos al piso, nos pasamos cuchillos, hacemos todas las secuencias, faquirismo. No hay diferencia con un varón”, explica ‘Palomita’, que ahora alista a una niña que quiere seguir sus pasos.
Tal vez el próximo año suba con ella al “ensayo ceremonial”, que se da durante la Semana Santa, cuando los danzantes se presentan junto a sus discípulos.
A partir de mayo, las warmi dansaqs son contratadas para las fiestas de las cruces que se reproducen en los pueblos andinos.
Las galas de Ayacucho y Huancavelica tienen estilos distintos. Por ejemplo, en “la tierra del mercurio” la costumbre es verlas competir en las fiestas de Navidad, Año Nuevo y la Bajada de Reyes.