• Asignatura: Castellano
  • Autor: germanvargas2007
  • hace 4 años

Todas las lecciones que recibí en mi época de estudiante de medicina las recuerdo a medias. Todas, excepto la
del primer día que visitamos un hospital. Esa experiencia la recuerdo como si hubiera sido ayer.
Durante los dos primeros años de la carrera, mis condiscípulos y yo habíamos sobrellevado las clases de
disección, de bioquímica y de otras materias que nos parecían inútiles. Pero afortunadamente ya había
terminado aquella pérdida de tiempo anterior a la práctica clínica; por fin íbamos a ver pacientes. Me reuní con
cinco compañeros en el hospital. Estábamos muy nerviosos.
Nos acercamos al pie de la cama del primer enfermo, todos de bata blanca impecable, con los bolsillos
repletos de libretas e instrumentos. Contra lo acostumbrado, no llevábamos nuestros estetoscopios. Nos habían
dado instrucciones de que los dejáramos en la oficina de la jefa de enfermeras.
Nuestro maestro supervisor nos miró de arriba abajo.
-Les presento al señor Watkins -dijo-. Se le ha informado de las actividades de hoy, y no tiene
inconveniente en que tomen el tiempo que necesiten para escucharle el corazón. Sufre de estenosis mitral, y
dudo que ustedes, en el ejercicio de su profesión, encuentren un caso en el que se oiga más claramente el
trastorno.
Sabíamos que la estenosis mitral es el estrechamiento del orificio aurícula ventricular izquierdo. Aunque
nunca habíamos escuchado un soplo cardiaco, le hicimos al profesor una enumeración exacta de lo que íbamos a
oír: primero, un latido fuerte; luego, una especie de chasquido, y luego, los dos soplos característicos de esa
enfermedad.
El supervisor nos pasó su estetoscopio y nos aconsejó:
-No se apresuren. Escuchen bien. En el caso del señor Watkins, el chasquido es muy fuerte.
Uno tras otro, nos colocamos el instrumento, auscultamos al paciente con sumo cuidado y, con mirada
reflexiva, movimos la cabeza en señal de afirmación.
-¡Sí, ahí está! -decíamos.
Vimos cómo se le iluminaban los ojos al compañero en turno en el momento en que percibía los sonidos. Al
final le agradecimos al supervisor que nos hubiera mostrado un caso tan claro.
Terminada la sesión, regresamos a la oficina de la jefa de enfermeras y tomamos asiento. El supervisor nos
preguntó:
-¿Están todos seguros de haber escuchado bien?
Le dijimos que sí. Entonces él, con calma y sin pronunciar una palabra más, comenzó a destornillar su
estetoscopio. Luego sacó de su bolsillo unas pincitas y extrajo del tubo del aparato un tapón de algodón que él le
había puesto. El estetoscopio había estado inutilizado, muerto, silencioso. Ninguno de nosotros podía haber oído
los latidos del corazón del paciente, y mucho menos los famosos chasquidos.
-No vuelvan a hacer eso -nos amonestó el supervisor-. Cuando no oigan algo, díganlo. Cuando no
comprendan lo que alguien diga, háganselo saber. Fingiendo que entienden lo que no entienden, quizá logren
engañar a sus colegas, pero no sacarán nada bueno para sus pacientes ni para ustedes mismos.
En ese momentos nos sentimos muy avergonzados. Pero hoy, transcurridos 25 años, pienso que aquella ha
sido la lección más importante en mi vida de médico.

David Haslam

1. Identifica dentro de los siguientes cual es el tipo de texto al que pertenece la lectura:
a. Lírico b. Narrativo c. Dramático
2. Escribe dos características del tipo de texto al que pertenece el anterior.

Respuestas

Respuesta dada por: jeanethfernandez86
1

Respuesta:

la mayoría son textos informativos que pertenecen a la lectura lírico narrativo y dramático


germanvargas2007: gracias
Preguntas similares