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Respuesta:
¿qué piensan adjudicado de la pimienta?
Desde que los romanos empezaron a hallar gusto en los ingredientes de Oriente, las tierras occidentales no supieron prescindir de la especería. Entrada la Edad Media, pareció el milagro: un solo grano de pimienta bastaba para que el paladar experimentara un grato estímulo. Por su carácter selecto y por su elevado precio, todo lo oriental ejercía atracción en los europeos.
Era tanta la demanda de pimienta y tan difícil su traslado a Europa que su precio era altísimo. Se comprende la valoración de este condimento si se consideran las dificultades de su transporte. La mercancía pasaba de mano en mano, por desiertos y mares, antes de llegar al consumidor. Primero el esclavo recogía las flores frescas. Su amo las vendía al comerciante mahometano, quien se llevaba la carga en una embarcación, y era trasladada a otra. Transcurrían meses sobre varios mares tropicales, y era común que algún barco sucumbiera. Una vez que la carga llegaba a Arabia o Egipto, comenzaba la travesía por el desierto. Durante meses, las caravanas de camellos se sometían a todo tipo de ataques.
A pesar de esto, el comercio de las especias era el de mayor ganancia. Si de cinco embarcaciones se perdían cuatro, el mercader igual salía ganando. La carga de una sola embarcación compensaba el desastre, pues solo una bolsa de pimienta valía más dinero que toda vida humana.
¿les parece razonable?
si
¿Por qué?
Tan razonable, en el contexto, como poner las carnes en la heladera, en el nuestro. La pimienta en particular y las especias en general tapaban (tapan) el olor y el sabor de las carnes en proceso de putrefacción. En un mundo sin refigeración artificial, las especias eran un bien invaluable. La carne pasada no mata ni enferma si el organismo está adaptado a su consumo. De hecho los esquimales pudren la carne a propósito: a falta de fuego, la putrefacción la ablanda.