¿A qué modelo económico responde las medidas tomadas en relacion a la minería en la década de 1990? ¿Por qué?
Respuestas
Respuesta:
La minería cambia una vez más
La debacle ocasionada por la devaluación de diciembre de 1994 y las
consecuentes medidas para enfrentarlas, han planteado dudas sobre el ritmo y la
dirección de la evolución económica del país. El carácter recesivo de las medidas
para corregir la crisis postdevaluatoria es lo que más dudas ocasionan, en vista de
que ha provocado un dramático aumento del desempleo que se suma a las
pérdidas de los quince años anteriores. En este incierto panorama parece fuera de
sentido hablar de crecimiento. Pero no lo es.
El pobre desempeño de la economía en general, oscurece los progresos de
varias ramas industriales que han sobrevivido a la reciente recaída del peso y que
antes, durante la turbulencia del llamado cambio estructural, lograron conservar el
control del mercado nacional y exportar excedentes a mercados más competidos.
Una de estas ramas es la minería.
Aunque el mercado interno se inclina desde hace años al estancamiento y
las frecuentes caídas de los precios de los minerales han sacado de la competencia
a muchas empresas, la minería ha logrado mantener y hasta aumentar su
plataforma de producción reorganizando sus operaciones y destinando una parte
importante de su producción a los mercados internacionales. Esta situación es
producto de un poderoso impulso de expansión y reorganización que arrancó en los
años sesenta y llegó hasta los primeros años de la década de los noventa.
Aunque los signos de agotamiento asomaron en los años ochenta, el
crecimiento de la producción minera no se detuvo a lo largo de estas tres últimas
décadas. Gracias a este proceso, las empresas mineras mexicanas ampliaron y
renovaron sus instalaciones, se integraron como proveedoras de insumos al resto
de la industria nacional y conservaron el carácter exportador que caracteriza a la
minería mexicana desde la época colonial.
Antes de este largo y accidentado crecimiento, la minería fue una industria
en hibernación. Desde la crisis de 1929, y durante los treinta años posteriores, el
gobierno mexicano había intentado revertir la apabullante presencia de los capitales
extranjeros sujetándolos a fuertes tasas impositivas y una legislación restrictiva.
Posiblemente este era el único recurso a su alcance para minimizar la presencia de
los capitales extranjeros en un área entonces estratégica, pero sumió a la minería
en la recesión, en vista de que el país carecía de suficientes capitales privados y de
la capacidad empresarial necesaria para relevar a los extranjeros en la conducción