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Compromiso con el evangelio a través de las nuevas tecnologías
Carlo Acutis desarrolló su gusto por las tecnologías desde muy niño, como autodidacta avanzó en sus conocimientos y diseñó diversos materiales didácticos sobre los milagros eucarísticos con lo cuales entró en contacto con miles de parroquias, logrando que muchos revitalizaran su fe y despejaran sus dudas sobre la presencial real de Jesús en la Eucaristía. La facilidad para aprender sobre tecnología lo usó para que otros despertaran a la alegría de vivir completamente el abandono en Dios.
2. Compartir el encuentro con Jesús
La valentía es una de las cualidades de Carlo Acutis, sus acciones nos ayudan a superar aquellas ideas según las cuales, los jóvenes carecen de profundidad para sentir, pensar o interpretar el mundo. Si bien, las tendencias propias de la cultura y el mundo actual nos llevan a evitar o debatir sobre lo espiritual; la vida de este joven nos permite concluir que no debemos temer a eso que algunos llaman abrir las puertas del corazón a Dios; porque los frutos de esa experiencia será lo que entreguemos a los demás en sencillos pero contundentes de cercanía.
3. Todo es posible
Pese a las dificultades que se viven en el mundo adolescente, Carlo Acutis, devuelve la esperanza a los jóvenes al recibir con entereza la llamada de Dios, dejándose amar por El y encontrándolo aún en la incertidumbre del dolor y la enfermedad. Grandes en el amor, felices en nuestras responsabilidades sociales y personales, para contagiar optimismo a los demás; es la invitación de este joven.
4. Dones y servicio
Todos hemos recibido de Dios innumerables regalos que no podemos atesorar solo para nuestro beneficio, sino que hemos de entregarlos a los demás de acuerdo con sus prioridades y necesidades. No se trata de criticar al que piensa distinto o mostrarse como el más correcto, sino de mostrar el efecto de esa dulce experiencia de encuentro con Dios que ha cambiado nuestra vida y nos hace pensar y actuar distinto.
5. Santidad e imperfección
Es necesario superar esa visión según la cual a los ojos de Dios y de los hombres debemos ser perfectos para llegar a ser santos. Dios ama nuestra imperfección, entiende nuestra fragilidad. Su corazón misericordioso comprende nuestras humanas posibilidades y no es malo experimentar el límite o la fragilidad. Por el contrario, ese momento nos ayuda a comprender que sin El no podemos vivir ni tenerlo todo, que bajo su mirada podemos hallar un camino certero. Vivir la comunión fraterna con los que nos rodean, con alegría y entrega es la mejor ofrenda que podemos entregar a Dios y a la Iglesia.
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