• Asignatura: Castellano
  • Autor: mRiKas8181
  • hace 4 años

Ayúdenme porfavor se los pido de corazón ayudaaa les doy corona :(❤️

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Respuesta dada por: isabellavillamzar4
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La COVID-19 es la enfermedad causada por el nuevo coronavirus conocido como SARS-CoV-2. La OMS tuvo noticia por primera vez de la existencia de este nuevo virus el 31 de diciembre de 2019, al ser informada de un grupo de casos de «neumonía vírica» que se habían declarado en Wuhan (República Popular China).

Los síntomas más habituales de la COVID-19 son:

Fiebre

Tos seca

Cansancio

Otros síntomas menos frecuentes y que pueden afectan a algunos pacientes:

Pérdida del gusto o el olfato

Congestión nasal

Conjuntivitis (enrojecimiento ocular)

Dolor de garganta

Dolor de cabeza

Dolores musculares o articulares  

Diferentes tipos de erupciones cutáneas

Náuseas o vómitos

Diarrea

Escalofríos o vértigo

Las personas de más de 60 años y las que padecen afecciones médicas subyacentes, como hipertensión arterial, problemas cardíacos o pulmonares, diabetes, obesidad o cáncer, corren un mayor riesgo de presentar cuadros graves.  Sin embargo, cualquier persona, a cualquier edad, puede enfermar de COVID-19 y presentar un cuadro grave o morir. Algunas personas que han padecido la COVID-19, tanto si han necesitado atención hospitalaria como si no, siguen experimentando síntomas, entre ellos fatiga y diversos síntomas respiratorios y neurológicos.

En la OMS estamos trabajando con nuestra Red técnica mundial para la gestión clínica de la COVID-19, así como con investigadores y grupos de pacientes de todo el mundo, para diseñar y llevar a cabo estudios que vayan más allá del estadio inicial agudo de la enfermedad, con el fin de determinar el porcentaje de pacientes que sufren efectos a largo plazo, el tiempo que persisten y la razón por la que se producen. Estos estudios se utilizarán para desarrollar nuevas orientaciones de cara a la atención de los pacientes.  

Después me agradeces ;)

Respuesta dada por: Josefana
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RESUM

Paraules clau: pandèmia; triatge; biotecnologia; datificació; drets  casos más graves, el coronavirus coloniza los pulmones de sus víctimas, hasta el punto de no poder respirar por sí mismas. Para ganar tiempo, estas personas son intubadas y conectadas a unos respiradores que generan el movimiento de los pulmones de forma artificial hasta que el organismo logre recuperarse. En España, en el momento del colapso no llegábamos a cinco mil respiradores para cerca de cincuenta millones de personas1, más o menos como Italia, y bastante por debajo de Alemania, con veintiocho mil. Este dato implica que, una vez ocupados los respiradores por cinco mil personas, cantidad que fácilmente podía ser rebasada en un solo día, los siguientes potenciales usuarios no podrían ser atendidos.

Respuesta:

RESUMEN

Han sucedido tantas cosas, y en tan poco tiempo, que no resulta fácil seleccionar alguna temática sin dejarnos fuera otras igualmente relevantes. Probablemente nos pasaremos los próximos años debatiendo sobre lo acontecido, entre otros motivos, por la escasa información que aun hoy tenemos sobre la apisonadora que ha triturado nuestro estilo de vida. Pues bien, he seleccionado, de entre las innumerables que podríamos estudiar, cuatro narrativas. En concreto, la pandemia como refriega entre neokantianos y utilitaristas; como datificación de rebaño; como ajuste de cuentas epistemológico y como singularidad española. Con este análisis podremos interrelacionar, aunque sea de forma breve, las implicaciones éticas, jurídicas, políticas y científicas de una historia que recién ha comenzado.

Palabras clave: pandemia; triaje; biotecnología; datificación; derechos fundamentales; toma de decisiones  fonamentals; presa de decisions

1. INTRODUCCIÓN

En contra de lo que se pudiera pensar, los médicos no están acostumbrados a lidiar con situaciones como la presente. Hasta ahora, y salvo situaciones de guerra o catástrofes, el personal sanitario retira o introduce a una persona en un sistema de mantenimiento artificial de la vida en función de sus características individuales (posibilidades de supervivencia, evitar el encarnizamiento terapéutico, etc.). Dichas decisiones nunca han implicado la supervivencia o muerte de otra persona, dado que no se trataba de un juego de suma cero donde hubiese que elegir entre potenciales candidatos. Pues bien, la pandemia nos ha introducido de lleno en este tipo de disyuntivas, propias de contextos que ya creíamos olvidados.

Los médicos carecen de legitimidad moral o jurídica para elegir entre personas con similares posibilidades de supervivencia; en puridad, ni siquiera para decidir sobre el destino de personas que desean seguir viviendo. Pues bien, nuestra sociedad, comenzando por el legislador y terminando por el último de nuestros tribunales, ha optado por mirar hacia otro lado, dada la incomodidad que supone tratar de regular o juzgar esta temática. Pero por motivos obvios, este desolador silencio colectivo no ha provocado la desaparición del problema, sino simplemente arrojárselo a los médicos, que allí donde no hayan tenido más remedio habrán optado por la solución más oportuna, con el coste psicológico y emocional que este tipo de decisiones conllevan.

Para aliviar esta carga, y esta lacerante responsabilidad, se han elaborado a toda prisa una serie de guías, protocolos o documentos más o menos orientativos, en los que hemos participado con el sentido común que la gravedad de la situación exigía, poco bagaje sin duda para disyuntivas que desbordan cualquier apriorismo teórico que se pueda tener sobre la vida y la muerte (OBD, 2020; CBE, 2020a; OPS, 2020; SEMICYUC, 2020; The Hasting Center, 2020; MSyC, 2020). Pues bien, aquí es donde han colisionado las huestes kantianas con las hordas utilitaristas; o, desde otra perspectiva, el puritanismo alejado del mundo terrenal de los primeros frente al realismo pragmático de los segundos.

 


Josefana: espero te sirva
Josefana: gracias por las coronas
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