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En las culturas del mundo, tradicionalmente ha habido diferentes agrupaciones de creencias religiosas. Los antiguos pueblos paganos por lo general no descartaban la existencia de los dioses de las demás culturas e incluso en algunos casos buscaban homologarlos o verlos como distintas versiones de sus propios dioses.1 El judaísmo primitivo es considerado por algunos estudios una religión henoteísta por esta razón, ya que algunas evidencias en el estudio de los textos bíblicos mostraban que los judíos consideraban que tenían un pacto particular con Jehová, pero no descartaban la existencia de los dioses de los demás pueblos prohibiendo con ello solo a los hebreos el adorar a otros dioses pero no así al resto de la humanidad. En la cultura de la India, distintas filosofías religiosas fueron tradicionalmente consideradas como diferencias académicas en la búsqueda de la misma verdad.1
En el Islam, el Corán menciona tres diferentes categorías: los musulmanes, la Gente del Libro (judíos, cristianos y zoroastrianos) y los adoradores de ídolos. Inicialmente, los cristianos tuvieron una simple dicotomía de creencias mundiales: La civilización cristiana versus la herejía extranjera o barbarie. En el siglo XVIII, "la herejía" fue aclarada para significar Judaísmo e Islam; junto con el total paganismo, esto creó una cuádruple clasificación que generó trabajos como Nazarenus, or Jewish, Gentile, and Mahometan Christianity de John Toland, que representó a las tres tradiciones abrahámicas como "naciones" diferentes o sectas dentro de la propia religión, el verdadero monoteísmo.
Daniel Defoe describió la definición original así: "La religión es propiamente la adoración dada a Dios, pero esto también es aplicado a la adoración de ídolos y de falsas deidades". Con la llegada del siglo XIX, entre 1780 y 1810, el lenguaje cambió dramáticamente: en lugar de "religión" como sinónimo de espiritualidad, los autores comenzaron a utilizar el plural, "religiones", para referirse a la cristiandad y a otras formas de adoración. Por ende, la primera enciclopedia de Hannah Adams, por ejemplo, cambió su nombre de Compendio Alfabético de Varias Sectas a Diccionario de Todas las Religiones y Denominaciones Religiosas.2
En 1838, la cuádruple división de la cristiandad, Judaísmo, "Mahometanismo" y Paganismo fue multiplicada considerablemente por el Punto de Vista Analítico y Comparativo de Todas las Religiones Existentes en la Humanidad de Josiah Conder. El trabajo de Conder aún se apega a la clasificación cuádruple, pero en su ojo para el detalle él junta mucho trabajo histórico para crear algo semejante a nuestra moderna imagen occidental: incluye a drusos, yazidíes, mandeos y elamitas en la lista de posibles grupos monoteístas y en la categoría final, de "politeísmo y panteísmo", incluye al Zoroastrismo, las "sectas reformadas Vedas, Puranas, Tantras" de la India así como la "idolatría brahmánica", Budismo, Jainismo, Sijismo, Lamaísmo, la "religión de China y Japón" y las "supersticiones analfabetas".3
Aunque a finales del siglo XIX, era común ver estas sectas "paganas" como las tradiciones muertas que precedieron a la cristiandad, "la palabra final y completa de Dios". Esto en ninguna forma refleja la realidad de la experiencia religiosa: Los cristianos suponían que estas tradiciones se habían mantenido en un estado inalterado desde que fueron "inventadas", sin embargo, las tradiciones sobrevivieron en las palabras y acciones de la gente, pudiendo haberse creado nuevas invenciones radicales sin necesidad de crear una nueva secta. El mayor problema en este acercamiento era la existencia del Islam, una religión que había sido "fundada" luego de la cristiandad y que había sido experimentada por los cristianos como prosperidad intelectual y material. Mas para el siglo XIX, fue posible desechar el islam como una revelación de "la carta que mata", dada a los nómadas salvajes del desierto.4
El significado moderno de la frase "religión mundial", ubicando a los no-cristianos al mismo nivel de vida que los cristianos, comenzó con el Parlamento Mundial de Religiones de 1893 en Chicago, Illinois. Este evento fue duramente criticado por orientalistas europeos hasta la década de 1960 como "no científico", porque permitió que los líderes religiosos hablaran por sí mismos en lugar de reverenciar el conocimiento superior de la academia occidental. Como resultado, su acercamiento a las religiones mundiales no fue tomado seriamente por el mundo académico por un tiempo. Sin embargo, el Parlamento estimuló la creación de una docena de lecturas de fundaciones privadas con el intento de informar a la gente de la diversidad de la experiencia religiosa: estas lecturas financiaron investigadores como William James, D.T. Suzuki y Alan Watts, quienes influyeron enormemente en la concepción pública de las religiones del mundo.5
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