¡¡doy 15 puntos!! que quieren decir las siguientes expresiones que usamos en la lengua cotidiana... y de que pasaje mítico procede cada una de ellas <br /><br /> manzana de la discordia<br /><br /> se armo la de Troya<br /><br /> talón de aquiles <br /><br /> odisea y canto de sirenas <br />
Respuestas
La manzana de la discordia es una referencia a la manzana dorada de la discordia que, según la mitología griega, la diosa Eris (Ερις, 'disputa') destinó 'para la más bella' en la boda de Peleo y Tetis, encendiendo una disputa entre Hera, Atenea y Afrodita que terminaría llevando a la Guerra de Troya. Hoy se le llama la manzana de la discordia a cualquier cosa o persona que cause un distanciamiento entre personas.
Aquiles, el héroe de la Ilíada, no podía ser herido más que en una parte de su cuerpo: el talón. Cuando era niño, según la leyenda, su madre Thetis lo sumergió en el Estigia, uno de los ríos que circundan el infierno. Quien se bañaba en él se volvía invulnerable. Pero el talón del que la madre lo sostenía no fue mojado por las aguas mágicas. Por eso murió en el sitio de Troya: una flecha envenenada le dio justamente en el talón. La frase alude hoy a los aspectos más débiles y más expuestos de un individuo. Si sucumbe, por ejemplo, a los flechazos del halago o de una tentación determinada, decimos que esas debilidades son su talón de Aquiles.
La frase "canto de sirenas" se utiliza para señalar un discurso elaborado con palabras agradables y convincentes, pero que esconden alguna seducción o engaño.
La frase tiene su orígen en unos seres fabulosos llamados sirenas.
Las Sirenas eran divinidades marinas, hijas del dios-río Aqueloo y de Melpómene, Calíope u otra Musa, y se las representaba como mujeres jóvenes con cola de pez, aunque en las representaciones más antiguas pueden aparecer representadas como seres híbridos de mujeres y aves.
Los primeros navegantes que consiguieron pasar indemnes por allí fueron los Argonautas, cuyos remeros siguieron el canto melodioso de Orfeo. Pero es en la Odisea (12.39 ss) donde se nos relatan cómo Odiseo, deseoso de escucharlas, y siguiendo las instrucciones de la maga Circe, taponó los oídos de sus marineros con ceras y se hizo atar al mástil de su barco. De esta forma gozó de la melodiosa voz de estos seres, y se retorció de dolor cuando se alejaba de su canto tan cautivador.