• Asignatura: Biología
  • Autor: xipafloba
  • hace 4 años

¿Qué sucede con el oxígeno que requiere nuestro cerebro cuando realizamos actividades como leer y estudiar?

Respuestas

Respuesta dada por: marianavalentinastra
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Respuesta:

El ejercicio es bueno para la salud”. Esta es una frase que se dice con frecuencia. La repiten los educadores físicos o los profesionales de la salud, aunque realmente su significado es mucho más complejo.

Es cierto. El ejercicio aporta múltiples beneficios no solo para la salud física, sino también para la salud mental. Así lo han demostrado diversos estudios sobre los efectos que produce la actividad física en el cerebro humano.

“Durante largos años se ha conocido que el ejercicio tiene efectos positivos sobre el cerebro y la salud mental. No solo se dan a nivel preventivo, sino también en las personas que presentan problemas mentales”, aseguró Andrea Solera Herrera, subdirectora de la Escuela de Educación Física y Deportes (Edufi) de la Universidad de Costa Rica (UCR).

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La neurobiología es la rama de la biología que ha ayudado a descubrir cómo el ejercicio activa ciertas reacciones en el cerebro con efectos que se manifiestan más allá de la salud física.

“Lo que hace la neurobiología es tratar de entender los procesos biológicos que están asociados con diferentes funciones cerebrales y con el desarrollo de enfermedades también”, explicó Andrey Sequeira Cordero, investigador de genética humana del Instituto de Investigaciones en Salud (Inisa) y colaborador del Centro de Investigación en Neurociencias, ambos de la UCR.

De esta manera, durante la actividad física se produce una contracción de los músculos involucrados. Esta contracción genera una liberación de las llamadas sustancias mensajeras hacia la sangre, las cuales viajan a través de esta y actúan sobre diferentes órganos, incluido el cerebro.

Sequeira aseguró que “estas sustancias llegan al cerebro e inducen procesos”, uno de ellos es la liberación de neurotransmisores, cuya función es trasladar información de una neurona hacia otra.

Entre estos neurotransmisores que se liberan están la dopamina, la serotonina y la norepinefrina, cada uno de ellos interviene en algún proceso específico. La dopamina, por ejemplo, contribuye a regular el estrés y los procesos de recompensa; es decir, influye en cómo respondemos a estímulos que consideramos positivos como la comida, el sueño o el sexo.

Según Andrea Solera, estos beneficios se mantienen luego de la actividad física.

“Se liberan endorfinas durante el ejercicio que tienen efectos positivos inclusive hasta horas posteriores. Se producen efectos a nivel celular y molecular del sistema nervioso central, permitiendo que hayan comunicaciones más eficientes y rápidas entre diferentes áreas cerebrales”, explicó la subdirectora.

Solera, además, mencionó estudios realizados por la Dra. Sandra Rojas, de la Universidad Alemana del Deporte, en los que identifica tres proteínas que se liberan durante el ejercicio: la BDNF, asociada a la supervivencia de las neuronas motoras y del hipocampo, a la plasticidad y al desarrollo del sistema nervioso; la VGEF, la cual hace que nazcan nuevos capilares que facilitan la llegada de sangre al cerebro, y la IGF1, que ayuda a reparar el tejido nervioso, a que haya más conexiones en el cerebro y, por tanto, a que este trabaje mejor.

Por si fuera poco, el ejercicio estimula la neurogénesis, que, en palabras sencillas, se trata de la generación de nuevas neuronas, principalmente en el hipocampo, la zona del cerebro asociada al aprendizaje y a la memoria

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