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En la receta de hoy he resumido la preparación de los ñoquis
Lavamos bien las patatas y las cocemos sin pelar en abundante agua hirviendo. Aproximadamente entre 20-25 minutos, dependiendo de la dureza de las patatas y su tamaño.
Se cocinan con su piel para evitar que absorban agua durante la cocción.
Pasado el tiempo pinchamos las patatas con un tenedor o similar para comprobar si están ya hechas. Retiramos de la cazuela y las dejamos reposar 10-15 minutos para poder manejarlas sin riesgo a quemarnos.
Las pelamos y volvemos a ponerlas a enfriar otros 10 minutos más. Con un pasapuré o con un tenedor machacamos las patatas para convertirlas en un puré homogéneo. Es importante que no queden grumos.
Enharinamos la tabla o la encimera donde vayamos a trabajar con los ingredientes.
Con el puré hacemos un volcán y en el hueco echamos la sal, un poco de nuez moscada molida (al gusto) y las yemas batidas de dos huevos.
Vamos mezclando con los dedos poco a poco. Incorporamos la harina en cantidades pequeñas. Seguimos mezclando y amasando con las manos añadiendo la harina que necesitemos.
Dependiendo de la humedad de las patatas podremos necesitar más cantidad de harina para lograr la textura final.
Presentación final de los ñoquis
Debemos de conseguir una masa homogénea, sin grumos o partes duras. Esta debe quedar flexible, blanda y que no encontremos dificultades para amasarla. Hacemos una pelota y dejamos reposar 10 minutos.
Separamos un poco de masa y con la ayuda de las manos la extendemos haciendo un cilindro. Este lo cortaremos en porciones (que serán los ñoquis) de 2 cm. de tamaño.
Repetimos el proceso con más porciones de masa, hasta terminarla por completo.
Terminado todo el proceso vamos a darles el sencillo toque final.
En una cazuela con agua hirviendo y sal vamos echando ñoquis en cantidades pequeñas. Por ejemplo de 10 en 10, para que tengan espacio suficiente y no se peguen entre ellos.
En un primer momento se irán hacia el fondo de la cazuela.
Pasado un rato, comprobaremos que se elevan y comienzan a flotar en la superficie. Retiramos con una espumadera y repetimos con el resto de los ñoquis.
Y ya estarán listos para añadirles la salsa que más nos guste. Os recomiendo una sencilla salsa de tomate casera o si queda algo de presupuesto a final de mes, una salsa boloñesa italiana. Simplemente deliciosos, ¡qué gran tradición!