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La propaganda blanca: está totalmente identificada en un proceso electoral. La propaganda blanca es muy parecida a la publicidad, es pura manipulación de sentimientos y miedos enraizados. Y aclaremos, la propaganda es política o religiosa; la publicidad es comercial. Sin embargo, la publicidad se está pareciendo cada vez más a la propaganda, porque busca la afiliación total a la marca y muchas de sus técnicas y reglas básicas las extrae del plano ideológico.
La propaganda Negra: La propaganda negra, por lo general, es burda, hecha a la carrera, no deja rastro y ataca la vulnerabilidad del objeto de su ensañamiento. Es sumamente peligrosa, porque en la mayoría de los casos, da en el blanco: pega donde más duele. Sin embargo, mucha de esa propaganda negra, circula en ciertos sectores que ya han definido su afición a ciertas corrientes partidarias y sirve en la mayoría de los casos“para entretener a sus receptores. Pero la idea original de la propaganda negra señala con toda certeza que algo queda. Y a veces puede ser devastadora, en especial para la moral de quien la recibe. Desencanta. Perturba. Disgusta.
La propaganda gris: la propaganda gris y es definida por los teóricos como aquella cuyo origen pretende hacer ver su neutralidad a pesar de provenir de fuentes enemigas y cuyo contenido pretende precisamente desinformar con informaciones que son difíciles de validar o que son totalmente falsas, pero ese extremo no se puede probar en forma inmediata.